Relajarse con hatha yoga

Diferentes estilos de yoga tienen un gran número de bondades para el cuerpo, la mente y el espíritu. El hatha conlleva su potencial como técnica para lograr una relajación profunda. Fortalece la parte física pero también la voluntad y la sabiduría de comprender el sol y la luna, en contraposición y equilibrio.

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El monje Dada Japesh, de la filosofía Ananda Marga, comenta que esta vertiente del yoga podría definirse como el equilibrio entre las energías ha –del sol– y tha –lunar–, o energías masculinas y femeninas, o positivas y negativas, y procura el equilibrio perfecto de las energías en el cuerpo, la mente y emociones.

“La práctica de hatha yoga consiste en desarrollar una conciencia corporal-emocional, concentrar la mente en las posturas o asanas, ya que cada postura es un trabajo profundo para activar alguna función glandular u hormonal”, se explaya. Recomienda que se practique en una base diaria, preferentemente en la mañana antes del desayuno o a la tarde-noche antes de la cena, siempre antes de alimentarse; y una clase puede durar entre 45 minutos y una hora o más. Además, comenta que en una clase el instructor incorpora prácticas de relajación, inclusive meditación o masajes, con lo que la clase puede extenderse bastante más.

“Los beneficios son múltiples; desde la corrección física de las posturas, que se van adquiriendo con el tiempo, y los más profundos en el campo mental y emocional. Por ejemplo, una mente más concentrada, dominio del estrés, equilibrio emocional, mejora del sueño, entre varios otros”, señala el experto.

Para un principiante sugiere movimientos suaves del cuerpo –posturas para trabajar las articulaciones primeramente, luego la musculatura, y el cuerpo completo–. Los estiramientos son importantísimos para que el flujo sanguíneo sea apropiado, por lo que enfatiza la importancia de ellos con respiraciones profundas. Con esas prácticas el estudiante va entrando al flujo del hatha yoga y luego ya está listo para posturas más específicas –las asanas, basadas en conocimientos milenarios, apoyadas en estudios de las posturas de diferentes animales y sus cualidades. Por ejemplo, existe una postura del pavo real, que tiene un aparato digestivo muy bueno, por lo cual con esta postura se podría ayudar a eliminar problemas de digestión–. Generalmente, una clase concluye con unos minutos de relajación profunda, en la postura de savasana –o postura del muerto–, una experiencia recomendable para todo aquel que esté buscando formas de lidiar con el estrés. Como todas las técnicas del yoga, su práctica se relaciona con un camino hacia la iluminación o la conciencia universal. Con ellas se aprende a respirar, y con mucha paciencia logra la concentración necesaria para meditar. La mente trasciende y alcanza la calma y todo es cuestión de proponérselo. alba.acosta@abc.com.py

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