Sexualidad afectiva

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El magíster Ariel González Galeano, psicólogo clínico y sexólogo, apunta que hacia el final del año, las personas tienden a estar cansadas y agotadas del trajín de los meses anteriores.

“El cansancio y a veces hasta la frustración de no haber tenido un año como se esperaba, podrían contribuir a que las personas desarrollen conductas de riesgo (ingesta excesiva de alcohol, multiplicidad de parejas sin cuidado de por medio, infidelidades, etc.). Todo esto puede ser confrontado mediante un análisis personal, en donde se refuercen las capacidades de tomar decisiones y las técnicas de afrontamientos del estrés”, indica el sexólogo.

Y al hacer el balance es tajante: “mucho sexo antes, durante o después de fin de año no es el problema, el problema es que la gente olvide cuidarse y pierda la capacidad de autocontrol”.

“De acuerdo a datos oficiales, las prevalencias de las infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH, y los embarazos no planificados, siguen siendo un problema de salud pública en nuestro país. Las conductas afectadas por el cansancio y las frustraciones personales podrían contribuir a que el final de año sea no una época de algarabía y bullicio sino una situación que genere mayor estrés y preocupaciones”, detalla el profesional.

Terminar un año e iniciar otro podría ser el mejor momento para analizar los logros alcanzados y trazar nuevas metas. Un tiempo para analizar su vida sexual y cómo le gustaría que sea.

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¿Y el placer?

Sexualidad no tiene que ver solamente con consecuencias negativas sino también con el placer y el reforzamiento de los vínculos afectivos que se podrían dar. Por ello, el “descontrol” ya sea de fin año, de cumpleaños, de fiestas, de feriados, etc. debe ser algo que erradiquemos como sociedad y aprendamos entre todos, a disfrutar de manera sana y consciente las fechas que pueden contribuir a que nos acerquemos, no solo a nuestras familia sino también a nuestra pareja.

“Aprender a vivir una sexualidad sana es un compromiso de cada persona, pero como sociedad deberíamos generar más espacios de educación integral de la sexualidad, para que las fiestas de fin de año (o cualquier otra festividad), sean exactamente eso, una fiesta y no necesariamente un tiempo de descontrol que lo que podría generar son consecuencias para nuestra salud”, detalla.

“La sexualidad vivida con responsabilidad de nuestros propios actos y respeto por la vida sexual de los demás”, es un buen comienzo.