SALTO DEL GUAIRÁ (Rosendo Duarte, corresponsal). En la víspera el único fiscal de esta ciudad, Lorenzo Lezcano, convocó a los jefes policiales a fin de buscar una estrategia para el esclarecimiento de varios crímenes registrados relacionados al contrabando, en el mes de febrero.
Uno de los hechos más graves es la desaparición de una pareja y un hijo menor de 3 años, desde hace 19 días. Lidia Marisol Franco Aquino (20 años de edad), su hijo (C.M.G.F.) menor de 3 años de edad, y su esposo Valnei Basei, mayor de edad, están con paradero desconocido desde el sábado 23 de marzo pasado.
Un automóvil que sería propiedad del brasileño fue hallado en un desolado paraje de la colonia Canindeyú, el domingo 24 de abril, totalmente calcinado. En un principio la Policía lo relacionó a otro crimen ocurrido días antes.
Sin embargo, el pasado jueves 4 de abril el propietario de un inquilinato denunció que los moradores de una de sus propiedades, ubicada en el barrio Adela Sperati, no habían regresado. La Policía lo trasladó hasta el lugar donde se encuentra el vehículo quemado y lo identificó como propiedad de su desaparecido inquilino.
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El 21 de marzo pasado otro hecho de desaparición de persona había sido denunciado. Se trata de un brasileño de nombre Djalma Suárez Ferreira, 48 años, domiciliado en la ciudad de Japorâ-Brasil, municipio distante a unos 30 kilómetros de esta ciudad.
Su cuerpo fue encontrado nueve días más tarde sobre la franja amarilla de la ruta que une Salto del Guairá con la ciudad de Mundo Novo, Estado de Matto Grosso, Brasil, a 3.000 metros aproximadamente del casco urbano de la ciudad. Quienes lo asesinaron habrían tenido guardado el cuerpo en otro sitio y luego se deshicieron del cadáver arrojándolo sobre el asfalto.
También el automóvil de la víctima había sido quemado no muy lejos del lugar donde fue incendiado el segundo vehículo.
Tanto el brasileño, cuyo cuerpo fue encontrado, y el que sigue desaparecido con su esposa y su hijastro, se dedicaban al contrabando de cigarrillos y otros productos, según versiones de los vecinos, que pidieron el anonimato. La sospecha más fuerte es que ambos fallaron con quienes comandan el esquema que maneja el citado negocio, por lo que fueron asesinados.
En la ciudad es un “secreto a voces” que la Policía tiene datos claros sobre los presuntos autores de ambos crímenes, pero las pesquisas no avanzan presuntamente porque los propios jefes perciben fuertes sumas de dinero de los contrabandistas y mandantes de los crímenes.
La mujer y su hijo menor desaparecido son oriundos de Curuguaty y sus familiares exigen que sean encontrados vivos o muertos.