“A mí también me duele”

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La expresión violencia de género nos lleva a la imagen de un hombre maltratando a una mujer, pero lo cierto es que las conductas destructivas no distinguen sexos. Unos 6.000 hombres han presentado sus casos a la Asociación Kuimb'e Aty por agresión.

(Para resguardar a las víctimas se utilizarán nombres ficticios en este material)

A Juan siempre le enseñaron que no debía tocar a una mujer ni con el pétalo de una rosa, pero aquel día, Claudia se puso tan nerviosa durante una discusión que comenzó a arrojarle sillas. Trató de detenerla forcejeando, pero ella dijo que él la estaba agrediendo y lo arañó y mordió, dejándole marcas por todo el cuerpo. Cuando fue a hacer la denuncia a la Comisaría el oficial se le rió en la cara y le dijo “pejareglána tupápe, chara'a”.

Enrique estaba frente a la oficina de Kuimba'e Aty en actitud extraña y dubitativa, cuando Christian Paniagua, director de la Asociación, lo vio desde adentro y salió a conversar con él. Tenía el cuello de la camisa doblado para arriba. Al bajar un poco la prenda, Christian vió que tenía marcas en el cuello.

Esa madrugada había intentado suicidarse, colgándose de una viga del techo, en su dormitorio. Por alguna razón, la cuerda se soltó y Enrique tuvo una segunda oportunidad para buscar ayuda.

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Por esos días, su esposa lo había abandonado con sus dos hijos, sacándole lo más preciado: su nena de tres años. Por mucho que intentó ver a los niños, ella no le dejaba, los escondía y los ponía en su contra. Finalmente, con la ayuda de los profesionales de Kuimba'e Aty, logró salir adelante.

Carlos dice que se casó “de viejo” justamente para sentar cabeza luego de haber disfrutado de su soltería, pero el problema comenzó cuando Susana, su esposa, consiguió un importante puesto en una multinacional y empezó a ganar el triple que él. “Sos un mediocre, con tu sueldito nos vamos a morir de hambre, ni siquiera sos capaz de mantener esta casa”, le recriminaba diariamente, mientras él trataba de pagar las cuentas con su salario, pues ella destinaba el suyo para sus gastos personales.

Un día la discusión subió de tono y llegaron a los golpes. Él dice que ambos se agredieron, pero para la jueza que llevó la causa, él fue el golpeador y ella la víctima.

Casos como estos son innumerables en el historial de la Asociación Kuimba'e Aty, liderada por Christian Paniagua. Desde el año 2009, la entidad busca visibilizar la problemática de la violencia desde una perspectiva igualitaria y, por sobre todo, familiar. “No se tiene que pensar en violencia contra la mujer. Se debe concebir la violencia contra la familia. Porque ahí ya entran los niños, la mamá y el papá. Queremos una Secretaría para la Familia, donde él, ella y los niños puedan ser tratados en forma integral”, comienza contándonos el fundador de Kuimba'e Aty.

Aclaramos que este material no busca ponerse del lado de ningún sector, sino mostrar la otra cara de la violencia, una realidad que existe en las familias, y que no depende necesariamente del género, sino de la psiquis que hace violenta, o no, a una persona.

Esta vez es el turno de hablar de un tema que no se acostumbra: la violencia doméstica contra hombres.

El director de Kuimba'e Aty cuenta que, en su oficina ubicada en la ciudad de Luque, ha visto a hombres llorar como niños. A varones que estaban dispuestos a hacer cualquier cosa terrible, pero gracias a Kuimba'e Aty, recapacitaron.

Sin desmeritar la lucha que se lleva adelante en contra de la violencia hacia la mujer, Paniagua desea que se analice el trasfondo de la violencia en el hogar. “No es que es un hombre o una mujer son violentos nomás. Hay un motivo por el que inicia esa violencia, y en ambos casos, necesitan ayuda para solucionar ese problema”, nos cuenta el director de Kuimba'e Aty.

Por otra parte, pide no olvidar la existencia del maltrato sicológico. “Tenemos casos en los que la mujer gana más dinero como profesional, y ahí vienen los comentarios, 'Sos un inútil, no valés para nada'. Entonces el hombre sicológicamente se martiriza”, explica Paniagua.

Paniagua dice ser objetivo y no necesariamente siempre defiende a los hombres. “Hay hombres que no valen la pena, pero hay tipos que quieren hacer lo correcto y entran en la misma bolsa”, expresa.

En su larga lista de casos, Paniagua tiene historias de hombres que fueron presos por dejar un moretón en el rostro a sus parejas, a raíz de un golpe. Eso sí, se pregunta por qué la reacción de la Policía no es la misma cuando es una mujer la que agrede a un hombres. “Los arañazos también son un hecho de sangre. Ellas también muerden, dan patadas, dejan moretones. Hemos visto heridas enormes en varones con mi equipo de la Asociación. Muchos hombres saben que no tienen que tocar a una dama, y algunas se aprovechan de eso. Sin embargo, el comisario se ríe del hombre que va a denunciar ese tipo de hechos. El policía paraguayo no está preparado como para actuar en base a igualdad de derechos”, lamenta Christian Paniagua, y agrega como consejo a los lectores: “Denunciar no te hace ser un maricón, te hace ser más hombre porque estás previniendo un hecho antes de que termine mal, y conocemos de casos terribles en nuestro país”.

Actualmente, la Asociación Kuimba'e Aty tiene lleva adelante 6.000 casos a nivel nacional. Los casos van desde los más sencillos hasta los más complejos. Desde denuncias por prestación alimentaria y régimen de relacionamiento para hombres que quieren volver a ver a sus hijos, hasta casos de violencia.

De estos 6.000 asociados que presentaron sus problemas a la Asociación, hay casos solucionados, así como hay otros que quedaron pendientes con el paso de los años.

Solo en este año, se han presentado 600 casos en la Asociación. Entre los triunfos judiciales, el equipo tiene contabilizados 320 casos de régimen de relacionamiento ganados. Es decir, chicos que hoy pueden compartir con sus papás por medio de una orden judicial. Además, existen 72 casos de mujeres que están pagando prestación alimentaria a los padres de sus hijos.

La ley establece que el padre o madre fuera del hogar debe brindar la cuarta parte de su salario en concepto de prestación alimentaria, sin importar la cantidad de hijos que tenga la pareja.

Otra reivindicación que tiene la Asociación Kuimba'e Aty es el trato igualitario de la ley para hombres y mujeres.

“La cifra más alta de dinero mensual que está pasando una mujer actualmente es de G. 400.000. Otras mujeres pasan alrededor de G. 200.000. Sin embargo, es de público conocimiento que los hombres pagan más, y se supone que la ley es igualitaria”, criticó Paniagua, aclarando que no justifica a los hombres, pero pide que la mujer también abone lo que corresponda.

Según nos contó Paniagua, el equipo de Kuimba'e Aty también atiende a mujeres. Realizan asistencia sicológica y terapia de parejas. “Contamos con abogados, psicólogos y asistencia espiritual”, mencionó el entrevistado.

Si usted desea contactar con la Asociación Kuimba'e Aty, puede comunicarse al (0983) 963-768, o dirigirse directamente a José Asunción Flores Esquina Mómpox, ciudad de Luque.

Dónde denunciar hechos de violencia contra la mujer

Si sos víctima o tenés conocimiento de un caso de violencia contra la mujer llamá al 137 “SOS mujer”. Tiene cobertura nacional las 24 horas, todos los días, y es gratuita.