Amor que salva vidas

Son sobradamente conocidos los beneficios que proporciona la lactancia. Pero si le añadimos el gran acto de humanidad que significa donar leche materna a los niños que no la pueden tener, el amor que tiene en sí la práctica se multiplica.

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Días atrás, conmovía a nuestros lectores el acto de amor y solidaridad de una trabajadora que amamantó a un niño nativo en estado de desnutrición extrema, que pesaba solo cuatro kilos a sus nueve meses de edad. Si la mujer, totalmente extraña a él, no le hubiera dado su leche en ese momento, el niño no hubiera vivido. El hecho ocurrió en Ciudad del Este, y puso en el tapete una vez más la importancia que tiene la lactancia materna para salvar a los recién nacidos que más lo necesitan.

Son sobradamente conocidos los beneficios que la leche materna proporciona a los bebés. Es el único medicamento que no requiere esterilización ni refrigeración, se lo puede dar al instante al niño, y lo protege contra enfermedades como el rotavirus y la cólera, por la gran cantidad de anticuerpos que genera en su contenido.

Además, existen pruebas científicas de que los niños que fueron alimentados con leche materna en su primera infancia tienen un mayor coeficiente intelectual que los niños que son alimentados con leche de fórmula.

A pesar de los innumerables beneficios, lastimosamente, el porcentaje de lactancia en el Paraguay no llega ni siquiera al 50%, según nos informó el doctor Luis Moreno, pediatra neonatólogo y especialista en terapia intensiva pediátrica y neonatal.

Muchas son las madres que argumentan no dar de mamar porque “no tienen leche”, o porque su leche “no es buena”. Sin embargo, el médico entrevistado explica que no existe leche materna de mala calidad.

La mayor parte de la dificultad suele estar en la técnica de administración de la leche al lactante, que muchas madres no aprenden antes del nacimiento del niño.

“Existen clubes de madres, y el propio clínico es quien debe capacitar a la gestante sobre cómo preparar y formar los pechos para el amamantamiento”.

Entre otros factores que podrían dificultar la capacidad de la mamá de amamantar a un bebé, se encuentra una condición conocida como la hipogalactia, que se da cuando hay una pequeña deficiencia en la glándula mamaria que la mujer trae de nacimiento.

“Son casos muy extraños. Ocurre en menos del 0,5% de los casos”, según el especialista.

Más allá del aspecto de las madres que amamantan a sus propios hijos, ¿qué pasa en el caso de los recién nacidos que, por diversas razones, no tienen la posibilidad de acceder a la leche materna?

Aún la práctica está muy poco difundida, pero en nuestro país existe la posibilidad de convertir el gesto de amor de la lactancia en un acto solidario, donando a los niños que no pueden acceder a ella a través del banco de leche que funciona en el Hospital Materno-Infantil San Pablo. Sin dudas, es uno de los actos más humanos, pues no solo se trata de alimentar, sino de salvar vidas de niños que quizá, sin esa lactancia donada, no podrían sobrevivir a estados como la prematuridad.

También existe un banco de leche en Ciudad del Este, pero aún no está funcionando completamente.

Tan solo en el Hospital San Pablo, hay numerosos niños prematuros que están internados y cuyas madres, por diversas razones, no tienen la cantidad suficiente para alimentar al bebé.

“En este hospital, la leche se pasteuriza y de esa forma se esteriliza; así, se tienen mayores garantías. Todo se realiza con una técnica del banco de leche, y el alimento puede durar hasta tres meses, de acuerdo al nivel de conservación que se tenga”, explica.

En este Centro de Donación de Leche Materna, la leche se clasifica de acuerdo a la edad de los bebés de las madres donantes, a partir de una encuesta que se le hace a cada mujer para determinar este dato.

Todas las madres pueden donar, sin restricciones ni ningún requisito especial.

Las únicas contraindicaciones absolutas de la lactancia son para las madres que tienen virus de inmunodeficiencia humana (VIH), la tuberculosis activa y una enfermedad poco conocida que se llama galactosemia, una enfermedad hereditaria que se da cuando el recién nacido no puede metabolizar parte de la leche que consume, y como no puede tolerarla, no queda otra opción que proporcionarle leche de fórmula.

- Las madres de los niños con esta condición clínica no pueden amamantar a sus niños, pero sí a otros neonatos que no sufran la enfermedad.

- Afortunadamente, la galactosemia no es muy frecuente: en nuestro país hay una incidencia de uno en 15.000 recién nacidos.

- No existen muchos protocolos para donar. Es suficiente con que las madres se acerquen al banco de leche del Hospital San Pablo.

- “Inclusive existe un sistema de recolección: llamás por teléfono, y de acuerdo a la disponibilidad y la distancia, hay unos móviles que van a buscar la leche”, nos cuenta el doctor Moreno.

- No vas a quitar su alimento a tu bebé por donar leche a otros niños. Al contrario, a medida que donás, estimulás tus glándulas mamarias, y la producción de leche será mayor.

- Cada madre puede donar entre 250 y 500 ml de leche por día. Hay una etapa, en los primeros tres meses, en la que la producción de leche de la mamá es mayor a la que el bebé requiere, por lo que, aun con mayor razón, donar no representa ningún riesgo para tu bebé.

“Donar leche es el gesto más humano que pueda existir, porque salva otras vidas”, enfatiza el doctor.

¿Alguna vez se ha preguntado si hay algún riesgo en que una madre que está en lactancia amamante a un niño que no sea el suyo?

El doctor Luis Moreno responde que la clave está en la comunicación. “La recomendación internacional es que primero haya un acuerdo entre los padres del niño que será amamantado, pues también tiene sus riesgos. Puede haber transmisión de ciertas enfermedades; aun así, sigue siendo la práctica más segura”, explica.

Existen ciertas condiciones que se deben tener en cuenta para que la leche sea aun más beneficiosa al niño. El criterio principal es que los niños sean aproximadamente de la misma edad, con una diferencia de no más de un mes.

“Llamativamente, este factor es importante. La leche de un recién nacido, hasta los 28 días, no es la misma que la que toma un niño de tres meses. Cambia la composición. La madre naturaleza es muy sabia y da al cuerpo humano la capacidad de cambiar la concentración de la leche. Se modifican los compuestos de grasas, proteínas, carbohidratos, entre otros, de acuerdo a la edad de la criatura y la necesidad nutricional que tenga”, señaló el profesional.

Incluso entre niños prematuros y niños de término, la consistencia de la leche es bastante diferente.

“Claro que igual se le puede dar la leche a cualquier niño ante una emergencia, como la ocurrida en el caso del niño nativo en Ciudad del Este, pero los nutrientes no serán suficientes para un niño recién nacido si el bebé que se viene amamantando ya tiene varios meses, por ejemplo”, manifestó el médico.

“En el caso ocurrido recientemente con el bebé nativo, fue una ventaja, porque la mujer era madre de un niño de 5 meses, que requiere de muchas calorías, y va a beneficiar al niño mayor. Es una leche de muy buena calidad”, manifestó.

La leche materna es considerada la primera vacuna para las criaturas, pues las protege contra múltiples enfermedades.

Hay un momento clave tras el nacimiento, que lastimosamente no todos conocen. Se trata de la denominada “hora de oro”, y es la primera hora de nacimiento del bebé, en la que el pequeño debe estar en contacto piel a piel con la madre. Esta práctica es tan vital para el desarrollo físico y psicológico del niño, que debería ser obligatoria.

Durante ese momento, por supuesto, el niño debe ser amamantado. Esta primera lactancia es un factor fundamental de protección contra enfermedades, y además, es útil para que el niño sea estimulado correctamente en el hábito de la lactancia.

Es igual el beneficio de la leche si quien amamanta es la madre biológica del niño que si no lo es. Hay solamente un 10% de pérdida de beneficio durante la extracción.

Antiguamente, la lactancia a niños por parte de mujeres que no eran sus madres era una práctica muy utilizada en la realeza. “Eran mujeres que daban de mamar a los príncipes. A estas lactantes se las conocía bajo el nombre de nodriza”.

“Curiosamente, antes también se usaba el criterio de que tengan aproximadamente la misma edad los bebés. Por eso se hablaba de hermanos de leche. No es una práctica antinatural ni extraña. De hecho, sería genial; solo que es algo muy difícil de replicar. Se intentó varias veces, pero no se ha logrado”, contó el médico.

A nivel sicológico, los beneficios se pueden dividir en dos aspectos: los que atañen al niño y los que implican a la mujer.

Se ha demostrado que el niño que mama es mucho más autosuficiente, tiene un mejor neurodesarrollo y está mejor estimulado en su seguridad y amor propio, pues comparte su tiempo de alimentación al lado de la madre.

“Es muy diferente al niño que toma biberón y está apartado en su cunita. Al darle de mamar, la madre le canta, le habla; es muy diferente. Gracias a esto, los que maman serán incluso mucho más inteligentes en las escuelas”, afirmó el doctor.

Lamentablemente, aunque parezca un acto sencilo y natural, la lactancia materna es cada vez más difícil.

En años anteriores, el índice de lactancia era de apenas un 14%. Posteriormente, subió a 27%, y luego, a 34%. Aun así, a pesar de los esfuerzos, no se ha logrado llegar ni a un 50% de madres que dan de mamar más de tres meses.

“El factor principal de este bajo índice es que las madres tienen que incorporarse a sus lugares de trabajo apenas tres meses después del nacimiento. Esa es una de las grandes deficiencias”, lamentó el pediatra.

Para las madres trabajadoras que desean seguir amanantando, una recomendación útil es amamantarlo a la mañana temprano, extraerse leche en el trabajo y, así, guardarla en el refrigerador para que el niño la tome al día siguiente.

- Es mucho más económico darle de mamar a un niño, pues los niños que maman se enferman menos.

- Además, dar de mamar te permitirá ahorrar mucho más para comprar otras cosas a tu bebé, que si le compraras leche de fórmula.

- La lactancia del niño tiene que ser a demanda; no hay horario ni se le debe restringir la alimentación a horarios al bebé.

- Amamantar hasta los dos años es lo ideal, aunque, según el doctor, lograr que mamen hasta los seis meses en nuestro país “es todo un logro”.

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