Arrolló estereotipos en Dakar

Andrea Lafarja ondeó en alto la bandera paraguaya en Perú, donde se consagró como la primera mujer paraguaya en culminar el Dakar. Su sueño cumplido, abre con poder y empuje las puertas del deporte motor a otras connacionales.

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En Paraguay, el automovilismo siempre fue “cosa de hombres”. No era raro ver mujeres en las competencias, pero estas siempre tuvieron un papel tras la escena, acompañando a sus esposos, hijos o amigos que competían o iban a ver a sus corredores favoritos. El mundo del automovilismo estaba liderado por los hombres. Nunca se consideró que una mujer pudiese competir, mucho menos ganar un lugar en el podio. 

Hasta que Andrea Lafarja cambió la historia. Con bajo perfil, como ella misma se describe, la corredora se abrió camino en ese terreno hostil, derribando barreras, rompiendo tabúes y sobre todo, llenando de orgullo a sus congéneres en tierra guaraní.

Andrea creció escuchando el rugir de los motores. Su tío abuelo, su padre y sus hermanos siempre participaron en competencias y desde pequeña ella siempre tuvo la misma pasión. Pero fue hace dos años, animada por sus hermanos, cuando decidió entrenar y participar en las carreras. “Yo manejo autos desde los 13. A los 15 años ya estaba dando vueltas en un auto de carreras por el autódromo”, comentó.

Luego de una exhaustiva preparación y de participar en diversas competencias latinoamericanas, Lafarja y Pacho Arrieta, su copiloto, se enfrentaron al mayor desafío de los corredores: el Dakar.

“La competencia fue súper dura, pero para eso fuimos”, dijo Andrea, quien luego de hacer historia en Perú, se prepara con entusiasmo para participar del Transchaco Rally.

La competición duró 10 días, los que fueron intensos y hasta agobiantes, describe. “Yo me preparé muchísimo, estuve un año en preparación”, agregó.

En ese contexto habló también del desafío mental que implica participar en una carrera tan exigente. “La fuerza uno tiene adentro, en la mente y en el interior. Nunca dijimos este es nuestro límite”, relató.

A pesar de todos los obstáculos, nunca pensó en abandonar. “A veces nos tirábamos en la tierra, y dormíamos 15 minutos”, confesó.

También cuenta que ese “espíritu del Dakar” donde los pilotos se apoyan y son solidarios, no es así como se ve. “Por el nivel competitivo que se tiene, es muy difícil que otros corredores paren, a no ser que sean amigos”, afirmó.

En otro punto mencionó que durante su paso por el Dakar, recibió comentarios negativos de personas que creían que no iba a terminar la carrera, pero ella tomó estos y los usó de impulso, pues estaba decidida a continuar. “Luchábamos y luchábamos contra esas dunas tan grandes que no podías subir”, indicó. "

Luego de 10 etapas, con mucho esfuerzo y dedicación, se convirtió en la primera piloto paraguaya en completar la carrera más dura y extensa del planeta. En su primera participación, finalizó en la 51ª posición de la clasificación general en coches. Sorteando numerosos obstáculos, corriendo incluso en las noches, Andrea no se dio por vencida y conquistó su sueño.

Ya de vuelva a Asunción, de regreso con su familia y retomando su rutina, Andrea cayó en cuenta de lo mucho que significó para todo el país su hazaña en suelo inca. 

Además de su equipo y de los medios de prensa, la piloto recibió el apoyo de todos los paraguayos, quienes volcaron su admiración en  las redes sociales. “No me esperaba eso, porque era desconocida, me impactó todo el apoyo que me dieron”, remarcó.

Se sintió muy feliz de recibir el cariño de muchas mujeres que tal vez no tenían idea de lo que es un torneo de esta magnitud e incluso el de conducir autos de estas características.

Explica que aún no dimensiona el alcance que tiene su logro, sin embargo piensa que si eso ayuda a que las mujeres se animen a perseguir sus metas, ella está feliz de que así sea.

Enfrentarse al Dakar fue para Andrea el despertar de un sueño dormido, lo que le dejó una lección valiosa: "no importa cuál sea el sueño, lo importante es no rendirse". En una reflexión sobre los obstáculos e inconvenientes que tuvo que superar para llegar a su objetivo enfatizó que "la satisfacción de llegar al final, no te quita nadie”.

La preparación física y psicológica

“El rally te desgasta más mentalmente que físicamente”, comenta Andrea y resalta que para poder participar de esta competencia en particular recibió mucha ayuda y se preparó con psicólogos. “Se necesita mucha preparación porque te trabaja la cabeza”, insistió.

La preparación física para competir en una carrera de este nivel es altamente demandante. En parte de la misma recibió ayuda de su hermano, "Negro" Lafarja, quien tiene una gran experiencia como piloto. Con relación a la alimentación tuvo el respaldo de Gabriel Gabriaguez, quien se encargó de su menú nutricional.

A toda esta preparación se suma un fuerte deseo de triunfar. Ser la primera mujer paraguaya en ganarle al Dakar era su anhelo y el mantra con el que seguía el camino.

El momento de la victoria

Andrea y su copiloto terminaron el Dakar, hecho que marcó un antes y después en la historia de sus vidas. La corredora describe este instante como el más feliz e increíble que experimentó. “Mi copiloto no me contaba que ya era el final y cuando vi la bandera, frené de la emoción y empecé a llorar”, narró. Indescriptible es la palabra con la que explica el sentimiento que la albergó viéndose en la meta de una competencia tan dura. “No podía acelerar, me emocioné tanto”, contó.

Siguiendo senda hacia nuevos triunfos 

El Dakar no fue la primera conquista de Lafarja. La piloto paraguaya, al mando una Proto Toyota Hilux, logró un histórico triunfo en el Desafío Ruta 40 de Rally Cross Country en Argentina, en lo que fue su debut como corredora a nivel internacional. También participó del Desafío Guaraní y otras importantes pruebas.

Ahora, siendo ya una reconocida figura en el deporte motor, busca participar de la competencia local y medir sus habilidades con los grandes corredores del país.

“Yo no puedo dar consejos a las mujeres, pero podés mirar lo que yo hago y entender que podés hacer lo que te guste sin que se te juzguen”, subrayó. “Soy mujer y lo único que quiero es demostrar que soy igual a todos”, remarcó.

Queriéndolo o no, Andrea Lafarja es hoy por hoy el símbolo del empoderamiento femenino. Un ejemplo a seguir por las mujeres que sueñan abrirse camino en una sociedad con tabúes y prejuicios, donde el machismo es moneda corriente. Su triunfo provoca admiración y orgullo en las mujeres paraguayas, las que desde la hazaña de la piloto tendrán un nuevo espacio en el mundo motor.

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