Hace diez años, en el 2008, se reportaron 833 víctimas de homicidio doloso; el 2017 cerró con 541, cifras que ponen al descubierto una importante reducción de la frecuencia de asesinatos, pese a que entre el 2015 y 2016 hubo un preocupante repunte, de acuerdo al estudio realizado por el Observatorio Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana, dependiente del Ministerio del Interior.
Las estadísticas, bastante auspiciosas, sitúan a nuestro país como una de las naciones latinoamericanas con menor tasa de víctimas de homicidio doloso, con solo 7,78 víctimas por cada cien mil habitantes.
El 89% de las víctimas (484) corresponden al sexo masculino y el 11% restante (57) son mujeres.
El año pasado, los meses que más concentraron homicidios fueron enero, febrero y diciembre, con 60, 61 y 50 víctimas, respectivamente. Si lo analizamos en un espectro mayor, en los últimos tres años diciembre fue uno de los meses más mortíferos: en 2016 fue el segundo mes con más víctimas, 68 en total, y en 2015 también el segundo, con 62.
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Son siete los tipos de armas o métodos que son empleados para cometer estos crímenes, pero lideran ampliamente las armas de fuego con el 64% de los homicidios, y las armas blancas, que concentraron el 26% en 2017.
En cuanto a las edades, la población más vulnerable a los homicidios dolosos es la que tiene entre 18 y 39 años, es decir, la población económicamente activa. En este grupo fueron asesinadas 318 personas, es decir, más de la mitad del total de las víctimas.
Si trasladamos estas cifras al mapa del Paraguay, Amambay sigue siendo, como en años anteriores, el departamento más peligroso: registró 115 asesinatos el año pasado, seguida por Alto Paraná, con 73 casos, y Central, con 57.
Amambay también se lleva el indeseado primer puesto en estas estadísticas en cuanto homicidios múltiples. Tuvo siete homicidios dobles, un homicidio triple y un cuádruple homicidio, es decir, 21 víctimas en solo nueve casos. Central tuvo un caso de homicidio cuádruple.

El departamento Central es uno de los más poblados del país, y en 2017 casi triplicó la cantidad de asesinatos de mujeres: de 6 casos que se registraron en 2016, saltó a 15, dato que preocupa a las autoridades.
De hecho, se trata del departamento que lidera en materia de violencia doméstica, lo que motivó a que la Policía Nacional estableciera una División de Atención a Víctimas de Violencia en comisarías de Central.
“Los problemas de pareja son los más frecuentes. Violencia física, psicológica, verbal”, explica la oficial primera Emilce Paniagua, directora de la División de Atención a Víctimas. Siete de cada diez casos que atienden corresponden a mujeres vulneradas. En el caso de los hombres, es difícil saber si son los menos maltratados o, simplmente, no se animan a denunciar, para evitar recibir críticas.
Refirió que, como en años anteriores, ya no existe el “retiro de la denuncia” por parte de la víctima, ya que son remitidos a la Fiscalía, y sí o sí se investiga la agresión, aunque la denunciante insista en lo contrario.
La licenciada Marta Machado, psicóloga al servicio de esta División, expresa que, teniendo en cuenta los casos que le tocó atender, hay víctimas a las que les cuesta abandonar el régimen de opresión que imponen sus parejas. “Algunas víctimas se someten a los golpes, como que es algo natural el maltrato. Sin tratamiento, no lo pueden superar. Y a veces los dejan, pero vuelven a elegir a una pareja con ese perfil”.
Alto Paraná, Amambay y San Pedro, con 9, 5 y 5 víctimas, respectivamente, son los departamentos que le siguen a Central teniendo en cuenta la cantidad de casos de mujeres asesinadas. Otro dato importante que revela el estudio es la frecuencia de asesinatos de mujeres por día de la semana. 13 mujeres fueron ultimadas un día domingo, 10 los viernes y 9 los lunes.
