Crimen con sello policial

Formado en el extranjero, un agente policial de las filas de la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) ahora enfrenta cargos por el crimen de una mujer embarazada. Su camarada y cómplice ocasional, contó cómo sucedieron los hechos.

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 A sus 27 años, el oficial 2º Carlos Miguel Velázquez Torres fue arrestado e imputado en el 2013 por la muerte de Blanca Benita Duarte (35), una mujer que en el momento de recibir un balazo en la cabeza estaba embarazada. También un camarada suyo, el oficial Humberto Francisco González Benítez, tras mucho tiempo de guardar silencio dio los detalles de aquella oscura y violenta noche de la que fue el único testigo.

 El 6 de junio de aquel año González Benítez, oriundo de Coronel Oviedo, tuvo que trasladarse de urgencia a la capital con su esposa, quien había perdido al bebé que esperaba y debía ser sometida a una cirugía. Solo, lejos de su casa, buscó camaradas que lo acompañen en ese momento, solo Carlos Miguel Velázquez Torres respondió. Lo acompañó toda la tarde en el hospital.

 “A la noche me propuso salir. Estábamos en el sanatorio, me dijo que si podíamos salir un rato, para hacer una tarea investigativa. Yo solo iba a conducir, nada más”, contó. Estaba lejos de sospechar que fue pieza clave para consumar un horrendo crimen.

 Como su esposa estaba durmiendo tras la intervención, producto de la anestesia, no se negó a acompañar a su camarada. Eran las 21:00 de aquel día.

 “Areko peteï persona amoviajaseva”, le comentó -segun su declaración en el juicio - y al principio no lo tomó en serio. El término “viajar” en la jerga policial puede significar muchas cosas de acuerdo al contexto, por lo que no le prestó atención y lo acompañó.

 Rumbo a Villa Hayes, en el camino subió una joven, Blanca Benita. Subió al asiento trasero y continuaron el camino hasta su casa en la compañía Costa Guazú, en la localidad de Benjamín Aceval.

 “Che amboviajata koape” dijo una vez más, pero sin entender a qué se refería, lo volvió a ignorar. Entonces le da indicaciones para desviarse de la ruta, con dirección a la cantera de Costa Guazú. A dos kilómetros del asfalto, se detienen en una zona escasamente habitada y se estacionan.

 Relata que bajó del auto, se alejó un poco, mientras su camarada y la joven estaban en el asiento de atrás. Caminó unos metros para aliviar la tensión de su vejiga. La noche estaba muy oscura, casi sin luna, solo se escuchaban los insectos.

 “Me acerqué al vehículo, ellos estaban recostados como una pareja cualquiera. Vi que la estaba estrangulando. Cuando me acerque la soltó y cayó fuera del vehículo, fue en ese momento en que le disparó”.

 La detonación del proyectil resonó en la noche. A lo lejos un vecino distante respondió con un disparo intimidatorio al aire, luego solo se escucharon interminables segundos de silencio. El crimen se había consumado.

 Velázquez Torres utilizó el arma de su camarada que estaba en el auto para consumar el crimen. Lo encontró a un costado del asiento del conductor. Tal vez lo vio durante el camino, lo estuvo planeando - quizás - sobre la marcha.

 Luego de que se disipara la incertidumbre, tomaron el cuerpo y lo llevaron hasta el río Confuso donde se deshicieron de la mujer. Solo dos días después fue arrestado el agente de la Interpol como principal sospechoso, pero su silencio no disipó las dudas sobre el motivo que lo empujó a perpetrar el asesinato.

 Seis meses después se entregó su colega y contó la historia tal y como es presentada hoy, sin contraposición, pues el principal acusado nunca dijo nada al respecto.

 Velázquez estaba comprometido con otra joven pero mantenía una relación con Blanca Benita. No quiso hacerse responsable del embarazo, se presume. Pero hay algo que ella sabía, algo que podría manchar su carrera o terminarla incluso. Decidió eliminarla del camino pero no pensó que de todas formas su vida como policía también moriría aquella noche en la cantera.

 Hoy está a las puertas de recibir la pena máxima por homicidio doloso en calidad de autor, cuando el juicio oral y público se reanude la próxima semana. El fiscal que lleva adelante el caso es Jorge Figueredo, de Villa Hayes. 

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