Home run: rompiendo las fronteras

Muchas veces el deporte es el idioma común que logra quebrar todo tipo de barreras, como ocurre con los “Gigantes del Ñu Guazú”, un equipo de béisbol/sóftbol formado con una diversidad de nacionalidades que dejan enseñanzas más allá de la cancha.

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El béisbol y el sóftbol son dos deportes que comparten diferencias y similitudes, pero que básicamente se practican en equipos y consisten en que un lanzador arroja una bola con las manos, tratando de burlar al bateador que tiene enfrente, el cual debe tratar de impactar la pelota en aire con un bate (palo de madera o metal).

A partir de ahí, los jugadores de los dos equipos en campo -como una máquina- despliegan un engranaje para tratar de capturar y trasladar la bola hasta las bases y evitar que el equipo que estaba en posición de bateo complete una carrera alrededor del campo. El "Home run" es la jugada ideal para el bateador, ya que implica sacar de un golpe la bola del campo, lo que permite al equipo completar todas las bases.

“Definitivamente, no somos un país de fútbol. Pese a que le ganamos un amistoso a Argentina, estamos recién creciendo en fútbol, pero en béisbol ya tenemos mucha historia. Cuando uno oía aquí decir: ‘vamos a jugar pelota’, uno se imaginaba y esperaba ver a alguien con una pelota pequeña y un bate, y no, acá es patear”, explica Gelson Briceño, un venezolano residente en nuestro país, integrante de “Los Gigantes del Ñu Guazú”.

El equipo tuvo un reimpulso con la mayor migración de venezolanos -por la consabida difícil situación política y económica de su país en los últimos años-, pero en realidad el béisbol y el sóftbol empezaron a practicarse ya hace varios años con los cubanos residentes en Paraguay. Hoy, el equipo es una amalgama de nacionalidades, entre cubanos, venezolanos, colombianos, peruanos e incluso paraguayos.

“El inicio se remonta por lo menos a hace 6 a 7 años atrás. Comenzaron los cubanos, ellos empezaron jugando en el Jardín Botánico. Luego, durante un tiempo como que se apagó y en 2016, digamos que empezaron a llegar más venezolanos acá, nos empezamos a reunir en el Ñu Guazú, pero era algo más familiar. Sin embargo, desde dos años para acá que reaparecieron muchos de los cubanos, que por casualidad vieron que había gente jugando, se fue corriendo la voz, empezaron a juntarse, cada uno iba llegando, entonces cubanos, peruanos y venezolanos en inicio, y cuando empezó a hacerse regular ya empezaron a sumarse paraguayos”, rememoró Briceño.

Desde aquellos tiempos hasta hoy, estos deportes no dejaron de romper fronteras internas e incluso unieron culturas que muchos consideraban diametralmente opuestas. Hace poco tiempo incluso lograron organizar unos juegos con colonias de japoneses radicados en nuestro país, que ya tienen mucho más desarrollado sobre todo el béisbol.

“Con los japoneses, como ustedes sabrán, ellos son muy reservados y llevan tiempo practicando el béisbol pero entre ellos, de forma endógena, pero afortunadamente desde hace un año que empezaron los contactos y recién a finales del año pasado ya empezaron a invitarnos”, dijo.

“Ellos tienen incluso equipos femeninos, o sea, sí hay béisbol en Paraguay, casi restringido a la colonia (de los japoneses), pero ahora se está haciendo más público y es lo que queremos, queremos que la gente se sume”, dijo invitando a los interesados a acercarse al Ñu Guazú, donde se juntan religiosamente los domingos, siempre que el tiempo lo permita.

La pregunta que surge con todo deporte que no sea el hegemónico fútbol es: ¿Puede este competir con el deporte rey local? La respuesta que nos dan algunos compatriotas que integran el equipo es que perfectamente se pueden compaginar ambas pasiones.

“El béisbol lo sigo por la tele desde hace una década y siempre quería jugar, pero con quién es el tema, y viendo por Facebook me enteré de esto y me recibieron. Ellos (extranjeros) son muy amables, me dijeron 'vení, practicá, es un grupo unido'”, menciona Marcos Antúnez, uno de los paraguayos que juegan con los gigantes.

“De aquí en más no pienso dejar el béisbol que es una pasión, como el fútbol. A mí, aparte de gustarme el fútbol, me apasiona el béisbol”, insiste Antúnez, que además es muy diverso en sus actividades deportivas, llegando a practicar otros deportes como el fútbol americano y el baloncesto.

Enrique Mongelós, otro compatriota, hace más evidente este hecho de compartir pasiones, ya que durante el juego porta su camiseta del club Cerro Porteño. Explica que el juego es muy distinto al fútbol, pero no por ello menos cautivante.

“El béisbol es más bien mucha concentración, mucha coordinación de brazos y piernas, más que nada eso”, explica y destaca además que es un deporte que valora mucho la “coordinación del equipo en sí”.

“Es una integración muy linda, porque solían venir estadounidenses también. Ahora estamos jugando contra los japoneses también, se integraron con nosotros los cubanos y es una integración muy linda entre inmigrantes y los locales”, destaca Mongelós, más allá de lo deportivo.

Este domingo, por ejemplo, compartirán el Día del Padre haciendo lo que les gusta: jugar y compartir. El grupo hace abierta su invitación para todos los interesados, ofreciéndose a enseñarles las reglas básicas del juego y prestando los equipos básicos.

Este Domingo 16 de Junio celebraremos juntos El Dia del Padre jugando SOFTBOL!! Oportunidad para acudir al parque con...

Posted by Béisbol en Paraguay on Friday, June 14, 2019

“El jugar béisbol o sóftbol es una acontecimiento social, porque de ahí se forma una familia que no son familias por consanguinidad, sino son familias del equipo, y hay rivalidades, solo que son muy divertidas. Son ofensas en broma, en el béisbol no vas a conseguir eso que pasa con las barras bravas; son rivales y se hacen bromas uno a otro, inclusive con ofensas que pueden considerarse serias, pero es solamente en el terreno. Inclusive las familias usan los uniformes de los jugadores. Es súper integrador para nosotros el tema del béisbol”, detalla Breceño.

Entre ellos suelen colaborar con la famosa “vaquita” para reponer los equipos, sobre todos las pelotas, que son las que más se desgastan con el juego. También están en gestiones con el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) para tratar de conseguir un terreno para un estadio donde se pueda practicar y, sobre todo, formar a los niños en este deporte.

Pero así como existen diferencias con el fútbol, también hay similitudes, sobre todo después de los partidos, con el conocido “tercer tiempo”. “Nosotros le llamamos el décimo ending, son 9 ending en el béisbol y hay mucha birra (cerveza), asado, que nosotros le decimos parrilla”, bromea el venezolano en tono afable, una generalidad entre todos los del grupo.

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