M. Night Shyamalan: una filmografía de idas y venidas

Desde el pasado jueves está en cines de Paraguay Glass, la nueva película de uno de los más fascinantes directores de la actualidad, M. Night Shyamalan, un cineasta cuya carrera se ha visto dotada de tantos giros narrativos como películas más exitosas.

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Shyamalan, actualmente de 48 años, nació en India unas seis semanas antes de que sus padre emigraran a los Estados Unidos, estableciéndose en un suburbio de la ciudad que luego sería escenario de varias de las películas del cineasta: Filadelfia.

Fanático profeso del legendario cineasta Steven Spielberg, Shyamalan comenzó a hacer películas caseras con una cámara Super 8 desde pequeño, a pesar de que su padre deseaba que siguiera su profesión de médico. Eventualmente se graduó en la escuela de artes de la Universidad de Nueva York.

Durante sus años de estudios universitarios, durante los cuales adoptó el pseudónimo “Night”, Shyamalan dirigió su primera película formal, un drama semi-autobiográfico titulado Praying With Anger (Rezando con ira), la historia de un joven estadounidense de ascendencia india que regresa a su país natal.

El propio Shyamalan interpretó el papel protagónico del joven Dev Raman, dando inicio a su costumbre de aparecer en todas sus películas, principalmente en “cameos” o apariciones de una sola escena, emulando una práctica de otro de sus ídolos cinematográficos: Alfred Hitchcock.

En 1998 Shyamalan estrenó su segunda película, una comedia dramática titulada Wide Awake, sobre las vivencias de un niño en una escuela católica, de nuevo un elemento autobiográfico. La película tuvo escaso impacto en crítica o taquilla.

Sería 1999 el año en que Shyamalan se daría a conocer al mundo, y de manera bastante espectacular. Ese año estrenaba Sexto Sentido, un filme de terror sobrenatural sobre un niño capaz de ver fantasmas y un psicólogo infantil que intenta ayudarlo.

El guión del filme había llegado a manos del vicepresidente de producción de Disney, quien lo compró de inmediato, aunque luego el estudio lo cedió a la productora Spyglass.

El impacto del final sorpresa del filme, protagonizado por Bruce Willis, Toni Collette y el joven actor revelación Haley Joel Osment, hizo que los “twist endings”, finales con giro, se volvieran una de las marcas registradas del director, y la película se convirtió en uno de los éxitos sorpresa de taquilla del año.

La película iría a recaudar un total de más de 672 millones de dólares, convirtiéndose en la segunda película más taquillera del mundo en 1999 sólo por debado de Star Wars: Episodio I – La Amenaza Fantasma, y superando las marcas de otros éxitos masivos como Matrix y Toy Story 2.

Sexto Sentido mantuvo además el récord del filme de terror más taquillero de todos los tiempos hasta 2017, cuando fue superado por It.

El filme fue además un éxito de crítica y acabó recibiendo cinco nominaciones a los premios Óscar, incluyendo mejor película, mejor director, mejor actor de reparto (Osment) y mejor actriz de reparto (Collette).

Con los ojos de Hollywood encima, Shyamalan estrenó al año siguiente otro filme, El Protegido, un drama sobrenatural basado en el concepto de los superhéroes, con Bruce Willis de nuevo en el papel protagónico como un guardia de seguridad que sobrevive milagrosamente a un accidente de tren, despertando a la posibilidad de que podría tener superpoderes, y con Samuel L. Jackson como un hombre de huesos frágiles que intenta convencer al protagonista de que los cómics son más que solo ficción.

El filme fue otro éxito de taquilla – aunque lejos de la marca establecida por Sexto Sentido – y es considerado por muchos críticos la mejor película de toda la carrera de Shyamalan.

Durante este período el nombre de Shyamalan circuló en torno a proyectos como una cuarta película de Indiana Jones, para la cual aparentemente se reunió con Steven Spielberg, y la primera entrega de la saga Harry Potter, aunque esos proyectos no prosperaron.

En vez de eso, Shyamalan regresó en 2002 con otro filme original que iría a convertirse en un éxito masivo de taquilla: Señales, un filme de suspenso y ciencia ficción sobre una familia en una granja que parece recibir visitas de extraterrestres.

Protagonizada por Mel Gibson y Joaquin Phoenix, la película fue aplaudida por la crítica por su habilidad de producir gran suspenso, y en la taquilla esto se tradujo en más de 400 millones de dólares recaudados en todo el mundo.

El inicio del “declive” en la carrera de Shyamalan, primero en crítica y luego en taquilla, comenzó con su siguiente película, La Aldea, una película de bellísima producción sobre una comunidad de una época indefinida, aparentemente de algún momento del Siglo XIX, que vive en una aldea rodeada de un frondoso bosque habitado por criaturas misteriosas y mortales.

A pesar de su premisa, el filme es más un drama romántico con momentos de terror que una película íntegramente de horror, el márketing de la película pintaba una imagen mucho más similar a la de un filme de miedo más tradicional, y la crítica fue bastante dura con elementos como el giro sorpresa del final de la película, que muchos calificaron de demasiado obvio.

A pesar de todo esto, la película fue un éxito similar a El Protegido en lo que a recaudación se refiere.

Tras flirtear brevemente con la posibilidad de adaptar la novela Life of Pi – algo que acabaría haciendo el cineasta taiwanés Ang Lee en 2012 – Shyamalan se puso manos a la obra con otro proyecto original, titulado La Dama en el Agua, el objeto de la separación entre Shyamalan y la distribuidora Touchstone Pictures, la subsidiaria de Disney que había estrenado las últimas películas del director.

Tras asegurar que Disney “ya no valoraba el individualismo” tras las reacciones negativas de los ejecutivos de Touchstone al guión de La Dama en el Agua, Shyamalan llevó el proyecto a Warner Bros., que estrenó la película en 2006.

La Dama en el Agua, concebido como un cuento que Shyamalan contaba a sus hijas, es la historia de una ninfa, una critatura mágica en la forma de una mujer humana (interpretada por Bryce Dallas Howard, la estrella de La Aldea) que llega a un complejo de apartamentos de Filadelfia para inspirar a un escritor que tiene como destino cambiar el mundo, y debe ser protegida por los inquilinos del edificio cuando un monstruo intenta atraparla.

Curiosamente, en vez de seguir su costumbre de tener apariciones minúsculas en sus propias películas, Shyamalan decidió que en La Dama en el Agua interpretaría uno de los roles protagónicos del filme, el del escritor destinado a cambiar el mundo con sus ideas. Además, incluyó en el elenco de personajes a un engreído crítico de cine que se encuentra con un final más que brutal.

La crítica destrozó el filme calificando a Shyamalan de vanidoso y arrogante, y la taquilla del filme, que quedó en un total de 72 millones de dólares, fue la más baja de la carrera del director desde Sexto Sentido, apenas igualando el costo de producción de la película.

En 2008, el cineasta indio-americano regresó con El fin de los tiempos, un filme apocalíptico protagonizado por Mark Wahlberg en el que un extraño fenómeno natural causado por las plantas comienza a inducir a los humanos al suicidio.

Se trata de la primera película de Shyamalan en recibir la calificación “R” en Estados Unidos, no recomendada para menores de 18 años, por sus gráficas escenas de violencia. Fue un éxito moderado de taquilla a pesar de ser de nuevo vapuleada por la crítica.

Dos años después llegó El último maestro del aire, un filme que marcaba una importante transición en la carrera de Shyamalan, que hasta entonces solo había dirigido filmes basados en conceptos que él mismo creó.

Esta película, sin embargo, sería una adaptación de la primera temporada premiada serie animada de Nickelodeon Avatar: La Leyenda de Aang, y sería además la primera vez que Shyamalan probaría hacer cine de aventuras de alto presupuesto y efectos especiales.

Shyamalan, que aseguró que se convirtió en fan de la serie gracias a una de sus hijas, se puso a trabajar con un presupuesto de unos 150 millones de dólares, y encontró controversia incluso antes de terminar de filmar, cuando el casting de la película seleccionó a actores blancos para interpretar a los tres héroes del filme de apariencia asiática y esquimal en la serie.

Aunque la película acabó recibiendo reacciones positivas por elementos individuales como efectos especiales y la banda sonora del habitual colaborador de Shyamalan, James Newton Howard, en general la crítica destrozó el filme, afirmando entre otras cosas que la forma en que la acción estaba filmada era demasiado artificial y estática, malas actuaciones y atacando duramente el guión de Shyamalan por hacer un torpe trabajo a la hora de condensar más de 10 horas de televisión en dos horas de película.

El filme fue un relativo éxito de taquilla, con más de 300 millones de dólares recaudados, pero el recibimiento de la crítica y el público fue tan negativo que mató los planes originales del estudio Paramount de hacer dos películas más para adaptar la segunda y tercera temporada de la serie.

Tras una ausencia de tres años, Shyamalan regresó en 2013 con Después de la Tierra, un filme de ciencia ficción basado en una idea original del actor Will Smith, que el director adaptó a un guión co-escrito con Gary Whitta, contando una historia que trascurre unos 1.000 años en el futuro, cuando los humanos se han establecido en mundos lejanos, y un general militar y su hijo acaban varados en un planeta Tierra abandonado e inhóspito.

Con un presupuesto similar al de El último maestro del aire, fue sin embargo un éxito moderado de taquilla aunque tuvo un recibimiento frío de la crítica, que la consideró otro paso en falso en la carrera del otrora infalible director.

Tras sus experiencias negativas con el cine de estudios, Shyamalan decidió que su próximo proyecto sería independiente, produciéndolo él mismo en secreto y pagando su presupuesto de 5 millones de dólares – una cifra minúscula para los estándares del cine de Hollywood – de su propio bolsillo.

El resultado fue Los huéspedes, un thriller de suspenso en que dos adolescentes visitan a sus abuelos, a quienes aún no habían conocido, para pasar con ellos una semana, pero van descubriendo secretos cada vez más perturbadores a medida que pasan los días.

Filmada en un estilo de “falso documental” similar a exitosos filmes como El proyecto Blair Witch o Actividad Paranormal, la película marcó un sorpresivo “regreso” de Shyamalan al favor de la crítica, que recibió el filme de forma mixta pero tirando a positiva.

Fue, además, un éxito taquillero recaudando casi 100 millones de dólares, un resultado más que rentable teniendo en cuenta el bajo costo de haber filmado la película.

Lo que lleva la historia de Shyamalan a su última parada antes de Glass: Fragmentado, un thriller de suspenso sobre un trío de mujeres adolescentes que son secuestradas por un hombre que parece tener varias personalidades distintas.

En la escena final de la película, con una aparición de Bruce Willis como David Dunn, se revelaba que la película era en secreto una secuela de El Protegido.

Con un recibimiento aún más positivo de la crítica, la película fue además otro importante éxito de taquilla con casi 280 millones de dólares recaudados.

Así llegamos a Glass, el más nuevo capítulo en la saga que es la intrigante carrera de M. Night Shyamalan. La crítica ha dado un recibimiento mixto tirando a negativo, pero la taquilla parece estar siguendo un patrón similar al de Fragmentado, acabando en primer lugar de la taquilla norteamericana en su primera semana.

Lo más probable es que aún haya Shyamalan para rato.

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