Moura: "A Virus nos criticaban por ser profesionales"

En 1980 fundó Virus, una de las agrupaciones fundamentales del rock argentino. A casi 26 años de la muerte de su hermano Federico, el tecladista y actual vocalista Marcelo Moura nos presenta la obra biográfica sobre su legendaria banda.

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En la ciudad argentina de La Plata se formaba, allá por 1980, la banda de rock Virus, un grupo que dejó sus huellas en las páginas del rock argentino. Entre seductoras melodías, líricas poéticas, el carisma del vocalista Federico Moura y un glamor al que no estaba acostumbrado el rock de aquellos tiempos, Virus se impuso como la máxima expresión de modernidad del rock argentino.

Integrada en aquel momento por Federico Moura (voz), Mario Serra (batería), Ricardo Serra (guitarra), Enrique Mugetti (bajo), Aitor Graña (batería), Pablo Mugica (bajo) y Patricio Fontana (teclados), la banda logró una historia tan emblemática como la liderada por el italiano Luca Prodan, Sumo, o la ya mítica Soda Stereo, comandada por Gustavo Cerati.

Temas como Luna de miel en la mano, Pronta entrega, Amor descartableImágenes paganas, son solo algunos de los registros que quedan de aquella década, antes de que el vocalista Federico Moura falleciera a causa del VIH, en diciembre de 1988.

Marcelo Moura decidió publicar Virus, un libro en el que comparte experiencias que van desde su infancia, pasando por la formación de la banda, la creciente popularidad, la dolorosa muerte de su hermano y la actualidad.

"Sobre Virus se han escrito muchos libros, documentales, todos son un reciclaje de gente que tuvo que ver directa o indirectamente (con Virus), y termina siendo como una especie de híbrido. Esta es una historia contada por mí, que fundé Virus antes que Federico. Virus lo hice con Julio (Moura), y que hoy en la actualidad sigue, así que es una visión única, que no es la verdad, es mi visión", nos dice Marcelo Moura, minutos después de presentar la obra en un bar ubicado en el barrio porteño de Palermo.

Para el músico, la obra aborda una historia "muy intensa, muy profunda", donde cuenta "muchos dolores, muchas alegrías, no es nada superficial", e incluye "el 'fuera de escena' y la realidad que, por ahí, la gente no conoce de los músicos", sintetiza.

Entre las temáticas principales del libro, se incluyen relatos de la misma infancia de los hermanos Moura. "Eso es esencial. Lo que vivimos en la infancia, con una madre pianista y con una familia muy amorosa, y con mucho amor por la música también. Cuento el contexto en el que salimos, que fue en plena dictadura militar, con un hermano desaparecido. Cuento cómo desapareció, porque desapareció ante mis ojos, y cuento también -desde un lado muy humilde- el lado de que, por ahí, la gente ve a un artista y dice: 'Bueno, este tipo llegó', y lo que yo cuento es que todos estamos llenos de dudas, de miedos, de cuestiones existenciales, y nosotros -más que nadie- hemos vivido dolores muy intensos y llenado estadios, o sea que nuestra vida ha sido demasiado movida".

-¿Cuál sentís que es el legado principal de Virus?

-Hay varios aspectos. Hay uno, que es ético, con códigos. Es un grupo que nunca ha cedido un ápice en sus pensamientos, que siempre ha rechazado miles de propuestas que hubieran sido económicamente importantísimas, y por convicciones no lo hicimos, nos hemos opuesto. Fuimos el único grupo que se opuso en la dictadura militar a tocar en un festival, con lo que eso implicaba en ese momento: no solo desaparecer de las radios, sino el riesgo personal de vida y, bueno, muchas cosas que la gente no sabe porque, a veces, uno es más importante por las cosas que hace que por las que no hace.

Permanentemente recibo propuestas de negocios muy importantes, y mi fidelidad, en principio, conmigo mismo, se transforma en una fidelidad con el público, así que hay una parte de ética que es muy importante.

Y, después, hay una parte artística que también... por ahí, no debería ser yo el que lo diga, pero puedo a esta altura, después de 35 años, tomarme el atrevimiento y decir que (Virus) es un grupo sofisticado que le ha entregado glamour, fineza, letras profundas, mucho trabajo. A nosotros nos criticaban mucho por ser profesionales... ¡una locura!.

Uno debe respetar a la gente y a la gente que paga una entrada para ver un show. En el primer sonido tiene que escuchar algo perfecto y eso implica un trabajo muy grande que mucha gente lo hace, y nosotros lo hacemos porque somos muy respetuosos.

-¿Pensás que es algo que perdió un poco el rock de nuestros días?

-No, yo en ese sentido lo refiero a situaciones, a épocas. Todo el tema de Internet ha destrozado a las compañías de discos. Ninguna compañía discográfica apuesta a proyectos nuevos, sino que apuesta a los que saben que les van a devolver la inversión. El mercado ha cambiado. Y, por otra parte, hay procesos cíclicos en la historia. Si Virus saliera hoy, no modificaría nada. Salió en un momento postdictadura, después de años de represión, de falta de libertad, cuando bailar, divertirse era un pecado... siempre después de esos periodos hay un florecimiento y, sobre todo, en el arte, así que lo atribuyo más, no a que haya falta de talento, sino a una situación circunstancial. Obviamente, no quiero que vuelva una dictadura, pero sí que haya un recicle.

-¿Cuáles son los principales recuerdos que te evocan aquellos tiempos?

-Yo tengo un hermano que desapareció adelante de mis ojos. Lo mataron, lo golpearon delante mío, se lo llevaron y no apareció más. Eso no es desaparecer, eso es un asesinato. Hemos tocado en Chile con Pinochet, perseguidos, o sea, tenemos mucha historia de vivir situaciones de ese tipo. De hecho, nos íbamos presos... yo jugaba al rugby, y en el bolso del entrenamiento llevaba un sándwich y bebida porque todos los días paraba el micro, venía un camión de la policía, me llevaba preso y estaba 10 horas. Entonces tenemos mucha cancha para enfrentar esas situaciones.

-¿Qué van a encontrar en el libro los seguidores generacionales de Virus?

-Absolutamente, un descarne mío. Una visión absolutamente natural y marcando también esa cosa de humanidad de que yo soy igual que todos, simplemente he tenido mucha perseverancia, he enfrentado años y años de agravios, pero la perseverancia pudo más. Entonces, también por ahí hay una moraleja, que es que cuando uno realmente desea algo no lo puede desanimar las cosas que tiene que atravesar, porque lo que uno tiene que atravesar, es lo que lo fortalece y lo que hace de filtro para ver quién es el verdadero artista, el que se banca todo, y cree que tiene algo poderoso.

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