Cambios de color en la piel y dificultades para respirar. Esos fueron algunos síntomas que al menos una decena de vecinos del barrio San Blas de Caacupé presentaron el pasado 23 de octubre. Los problemas comenzaron a aparecer alrededor de media hora después de que pasara por allí un vehículo del Senepa que realizaba fumigaciones en la campaña para erradicar el dengue, el chikunguña y el zika.
Uno de los vecinos llegó hasta el Hospital Regional de Caacupé y desde el nosocomio enviaron un equipo para que realizara visitas domiciliarias. El equipo terminó encontrándose con lo señalado más arriba. El hecho quedó registrado en un informe interno del Hospital Regional con fecha del 30 de octubre.
Ese mismo día, la dirección técnica del Senepa, a cargo de la Lic. Martha Torales, decidió suspender la utilización del insecticida deltametrina, el mismo que había sido aplicado en el barrio San Blas y generó las reacciones alérgicas, que también afectaron a un conductor de la institución que realizó fumigaciones en Piribebuy.
“La situación es preocupante”, reconocía Torales en un memorando enviado a sus superiores. La institución contaba en ese momento solo con el producto en particular, mientras se esperaba la compra de nuevos formulados.
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Pero los problemas con este insecticida en particular, ya habían comenzado mucho antes.
El insecticida Deltametrina al 2% que habría generado esta serie de realizaciones fue proveído por la firma Chemtec S.A., adjudicada entre 2013 y 2014 con G. 1.950 millones para proveer 20.000 litros del químico que debería ser utilizado para controlar la proliferación del mosquito Aedes aegypti, culpable de la transmisión de virus como el dengue, el chikunguña y el zika. Sin embargo, luego de la provisión de la primera mitad de los 20.000 litros, su uso fue suspendido.
El insecticida permaneció guardado, en grandes cantidades, en algún depósito del Senepa.
Luego de los cambios generados por el escándalo del millonario desvío de combustibles en la institución y cuando la nueva administración se topó con miles de litros de insecticida sin usar y la inminente llegada de las épocas de mayor proliferación de mosquitos, se ordenó la inmediata utilización del químico para las campañas de fumigación.
Las quejas no tardaron en llegar.
Una serie de informes internos del Senepa revelan que los técnicos encargados de las fumigaciones comenzaron a notificar problemas a la hora de la utilización de la Deltametrina. Particularmente, los picos de las máquinas tanto pesadas como livianas presentaban obstrucciones durante las fumigaciones en la zona del departamento Central.
Las obstrucciones se debían a la pastosidad del producto observada a simple vista. En Ñeembucú, a su vez, relataban que la Deltametrina presentaba una manera “muy viscosa (pesada)”, lo que ponía en riesgo el estado de las máquinas rociadoras y la calidad de la aplicación de la misma.
Esta serie de problemas fue notificada a la empresa, que -aseguró- se haría cargo del control de la calidad del producto y de su reemplazo, en caso de ser necesario. Para tratar de deslindar responsabilidades, intentaron culpar a las condiciones de almacenamiento que había dado el Senepa al químico.
A pesar de todos los problemas experimentados con el producto que proveyó al Senepa, la firma Chemtec S.A. volvió a presentarse como oferente en una licitación para la compra de insecticidas que deberían ser utilizados -otra vez- para la erradicación del Aedes aegypti. Dentro del proceso de licitación, Chemtec ha promovido una serie de protestas para evitar que otra firma sea adjudicada.
Como respuesta a una de esas protestas, representantes del Ministerio de Salud Pública revelaron la nula efectividad de la Deltametrina entregada por Chemtec S.A. para el combate del mosquito Aedes aegypti.
Durante pruebas en las que se utilizaron cepas Coronel Oviedo y Rockefeller quedó demostrada la nula efectividad del producto. En el primer caso, para distancias de 5 y 10 metros, la mortandad de mosquitos fue del 0%; en el segundo caso, la mortalidad a 5 metros fue del 27%, y a 10 metros ya fue del 0%.
“Estos resultados demuestran NULA efectividad del producto Deltametrina 2% CHEMTEC para el control de mosquitos (…) El insecticida probado produce obturaciones en el pico y en el filtro, lo cual conlleva a una aplicación ineficiente del producto”, señala el informe. Para poder ser considerado un insecticida efectivo, la mortalidad de la cepa de mosquitos expuestos debe ser igual o superior al 90%.
Por esta serie de irregularidades, el Ministerio de Salud había no solo suspendido el pago por la segunda mitad de los 20.000 litros de insecticida que debía proveer la firma sino que también se solicitó el retiro de la totalidad del producto entregado y almacenado en el depósito del Senepa e “intimar a la empresa que reemplace dicho en el plazo de 5 días calendarios”. Esta decisión debería haber sido notificada a la Dirección Operativa de Contrataciones y a la firma aseguradora.
Una vez que se cumplió con el retiro y recambio total del producto, se realizaron nuevas pruebas de verificación. Los resultados siguen pendientes, pero “los primeros reportes de uso señalan que el producto es comparativamente más irritante, produciendo malestar en el personal rociador”.
“El producto -continúa el informe- presenta un cambio de coloración constante, que va desde el color miel, pasando por el verde hasta convertirse en un líquido azul, situación que no es común en los productos que presentan estabilidad en su formulación”.
El informe concluye que Chemtec S.A. ha proveído un producto de “objetable calidad” y que fue utilizado en años anteriores durante brotes y epidemias de dengue y chikunguña sin ofrecer el control esperado sobre los mosquitos. “La publicación quedó expuesta a la propagación del brote epidémico, con la potencialidad de poner en riesgo vidas humanas”, sentencia el informe.
juan.lezcano@abc.com.py - @juankilezcano
