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De acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud, las muertes violentas se encuentran entre los problemas de salud pública más importantes no solo en América, sino en todo el mundo. Un reciente estudio divulgado por el Observatorio Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana, del Ministerio del Interior, desentraña las estadísticas de muertes en accidentes de tránsito, asesinatos y suicidios del 2016 en Paraguay.
De acuerdo al informe, el año pasado se produjeron 2.081 muertes violentas en todo el territorio. Del total, el 19 por ciento corresponde a mujeres, porcentaje que se reduce en los homicidios, segmento del estudio que analizaremos en esta publicación.
Cifras de la Policía Nacional revelan que en 2016 fueron asesinadas (homicidio doloso) 669 personas en todo el territorio, siendo los departamentos del norte y del este los que encabezan la lista, como Amambay, frontera con Brasil, y Alto Paraná en la triple frontera. En tercer lugar se encuentra Central, pero sustancialmente más abajo que sus antecesores.
En el 2014 se registraron solo 578 asesinatos, la cifra más baja desde el 2006, año en que se computaron 798. Sin embargo, desde el 2015 la tendencia volvió a subir y producto de ello en 2016, año que estamos analizando, se produjo la cifra más alta de los últimos seis años.
En cuanto al elemento usado para perpetrar las muertes, el arma de fuego sigue siendo la más empleada, con el 65,5 por ciento de los casos, por encima de una lista de siete armas, siendo secundada por las armas blancas. Esto encaja en las cifras a nivel continental, pues en los países de América dos terceras partes de los homicidios se perpetran con estás.
La tendencia de años anteriores se mantiene: las víctimas más frecuentes de homicidios están en la franja de edad entre los 18 y 39 años, al igual que que concentran más del 80 por ciento de los casos, al igual que los otros dos tipos de muertes violentas.
De acuerdo a los cálculos, a medida que una persona supera la edad adulta, decrecen las probabilidades de ser víctima de un asesinato, lo que se deduce aún más en las mujeres.
La vulnerabilidad de las mujeres ante los asesinatos descendió levemente respecto al 2015, ya que se registraron dos casos menos, no así el de hombres, cuyos homicidios tuvieron un importante aumento, aunque en cifras redondas se mantiene la proporción: de cada diez personas asesinadas, nueve son varones.