Profesionalmente amateur

Los futbolistas paraguayos no solo se encuentran a merced de las decisiones de los clubes, sino que además casi no cuentan con espacios para reclamar los abusos a los que son sometidos. Lejos del profesionalismo, se acercan más a lo amateur.

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Es la profesión soñada. Niños y adultos gustarían de poder alguna vez deleitar con su talento a la hora de dominar el balón a miles y que un estadio lleno coree su nombre; vivir el sueño de ser uno de los mejores del mundo y ganar millones al año.

La imagen de Cristiano Ronaldo, Lionel Messi, Neymar, los mellizos Romero o Roque Santa Cruz son los modelos a seguir para los pequeños que, poco después de dar sus primeros pasos, ya corren detrás de un balón.

Sin embargo, detrás del sueño se esconde muchas veces una larga y cruel historia, no solo por las horas de dedicación y el talento que son necesarios, sino por la falta de infraestructura y oportunidades con la que muchas veces los aspirantes a crack se topan por el camino.

Alcanzar la dulce vida está reservado para unos pocos, mientras que una gran mayoría vive un sinfín de suplicios como prácticas en lugares sin los requerimientos mínimos, partidos en horarios que se vuelven inhumanos debido a las condiciones climáticas y -lo más grave- los abusos cometidos por los dirigentes deportivos.

Si no, que lo digan los futbolistas de Olimpia, Rubio Ñu y Cerro Porteño de Presidente Franco, tres instituciones que en las últimas semanas fueron foco de atención debido a los reclamos de los jugadores por atrasos en sueldos y premios. Los de Alto Paraná son quienes atraviesan por los peores momentos.

Desde hace algunas semanas, los ojos del mundo que rodea al fútbol paraguayo se posaron sobre la situación que se vive en Cerro de Franco y no precisamente por lo cerca que se encuentra el equipo de volver a la División Intermedia.

Varios futbolistas, cansados de la falta de respuestas, decidieron hacer pública la deuda de varios meses que la institución tenía con todo el plantel. Algunos de ellos optaron por solicitar la liberación de sus pases.

Aníbal Cáceres, presidente de la institución, venía prometiendo desde hace algún tiempo que pagaría esa deuda. La promesa iba cambiando de fecha de caducidad conforme pasaban los días, pero los futbolistas seguían sin ver un solo guaraní de sueldos y premios que les correspondían.

El dirigente decidió llamarse a silencio ante las consultas de la prensa y, en un intento por evitar perder el pase de algunos jugadores cuyos registros figuran a su nombre, trató de abonarles el dinero solo a algunos privilegiados, actitud que fue rechazada por el grupo.

En una acción desesperada, el plantel decidió hasta realizar una pollada para recaudar fondos y ayudar a los compañeros que atravesaban por mayores necesidades, y hasta acamparon frente al domicilio del dirigente.

En el año 1991 fue promulgada por primera vez una ley que regulaba la relación laboral entre el futbolista y el club que contrataba sus servicios. Se trata de la Ley 88/91.

La legislación fue modificada hace cinco años a través de la Ley 3.580, presentada ante el Poder Legislativo por Francisco Ocampo, presidente del club Tacuary y empresario dueño del pase de varios jugadores del plano local.

El proyecto presentado por Ocampo en el mayor de los secretos fue centro de críticas por parte de futbolistas y abogados. Es que entre los varios puntos polémicos, la ley establecía la posibilidad de que los clubes ampliaran de manera unilateral los contratos con los atletas sin la necesidad del consentimiento de los mismos, y la obligación de que sean las instituciones las encargadas de negociar traspasos, pese a que las vinculaciones ya se hubiesen terminado.

De forma sorpresiva, el proyecto contó con el apoyo de Héctor Rojas, entonces presidente de Futbolistas Agremiados del Paraguay (FAP), además del visto bueno de representantes de varios clubes, y fue aprobado.

Ricardo Scarone, abogado que trabaja como representante de varios futbolistas, explica a ABC Color que la ley va en total detrimento de los intereses de los atletas y que -siendo el proyectista quien es- se busca dar prioridad a los intereses de los clubes.

Por su parte, Rogelio Delgado, actual presidente de Futbolistas Asociados del Paraguay (FAP), manifiesta que con la ley se dio un paso hacia atrás y se perdieron muchos logros que habían sido conseguidos por grandes atletas.

Desde el punto de vista de Scarone, en el fútbol paraguayo actualmente no existe una equivalencia en el relacionamiento entre clubes y futbolistas, menos aún en el tratamiento de los contratos.

“A la hora de suscribir, ellos firman un contrato de adhesión prácticamente. Se establecen cláusulas leoninas para los jugadores, pero acá la cuestión es sencilla: o firma el contrato o no juega”, expresa el abogado, para luego agregar que esta situación es totalmente contraria a los principios consagrados por la FIFA, matriz del fútbol mundial.

Esta desigualdad empieza porque los futbolistas no cuentan con representación reconocida ante la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF), que actualmente busca más defender los intereses de sus asociados que de los atletas.

Delgado, quien fuera campeón de la Copa Libertadores con Olimpia en 1979 y jugador de la Selección Paraguaya, lamenta que con la vigencia de la “ley Ocampo” se perjudique no solo a los futbolistas que no tienen forma de protegerse sino también a los clubes cuyo “principal capital está expuesto”.

El exfutbolista y entrenador afirma que el fútbol paraguayo se encuentra inmerso en un escenario amateur, lo que facilita que se llegue a casos de abusos laborales tan grandes como los que se registraron en Cerro de Franco.

Un escenario que, según Delgado, se puede evidenciar fijándose en la gran cantidad de futbolistas profesionales que militan en equipos sin contrato alguno.

“Lastimosamente, esta situación llega gracias al escenario amateur, son demasiados los jugadores que juegan sin contratos. Algunos tienen contratos por un monto mínimo permitido, sueldo mínimo, y tienen un adicional que está en el aire y que nadie les asegura que van a cobrar”, puntualiza.

“Es un escenario que definitivamente tenemos que mejorar”, agrega.

Scarone indicó que las vías a seguir para los futbolistas ante esta clase de situaciones son un poco limitadas. La primera opción es solicitar la liberación del pase del jugador ante la APF, algo que se dificulta cuando no se tienen los documentos que certifiquen la relación laboral entre el club y el atleta.

“En el caso particular de los jugadores de Cerro de Franco, por ejemplo, tengo entendido que existe diferencia entre lo que cobraban y lo que establece su contrato. Por ejemplo, hay algunos que cobraban cinco millones pero su contrato dice que era sueldo mínimo”, relata.

A la hora de presentar el reclamo ante la APF, una suma no coincide con la otra y los documentos no están en regla, lo que termina facilitando que la matriz del fútbol paraguayo falle a favor de los clubes.

La otra vía es la justicia laboral. “Tratándose de jugadores paraguayos, el órgano competente para juzgar conflictos de relación laboral es la justicia laboral ordinaria. Siempre tienen abierto ese camino los futbolistas para accionar ahí”, señala el abogado.

Sin embargo, surge una nueva traba y es que, atendiendo la especificidad del deporte, los tiempos de resolución deberían ser menores, pero en Paraguay recurrir a la justicia ordinaria podría representar quedar parado fácilmente uno o dos años a la espera de dirimir la situación.

“Por eso más que nada es que generalmente se recurre a las instituciones deportivas”, precisó.

Los clubes que sean denunciados ante la APF por incumplimiento no se ven expuestos a sanción alguna. Lo máximo que podría ocurrir es que el futbolista quede libre.

Eso sí, los atletas se encuentran habilitados para recurrir ante la justicia ordinaria y reclamar lo que se les adeuda. “Otro tipo de sanciones por incumplimiento de contrato no se establecen”, puntualiza Scarone.

“Lo que pasa es que es un escenario vicioso el de hoy en día. ¿Quién va a intervenir? Hay un plantel que pide auxilio por todos lados, pero ¿quién los socorre? Nosotros estamos ahí con ellos como FAP, pero ¿cómo defender a un jugador que está sin contrato?, agrega Delgado.

Como presidente de la asociación de futbolistas, Delgado considera que los esfuerzos se deben concentrar ahora en mejorar el escenario para pasar del amateurismo al profesionalismo.

Pero para ello es necesario que el marco jurídico se modifique. “Es la misma ley la que es amateur. La ley de un país que permite cosas que son hasta inconstitucionales. Es totalmente injusta desde donde se la mire. No hay más otra opción que fabricar otro escenario”, asevera.

Actualmente, se encuentran en discusión dos proyectos para volver a modificar la Ley del futbolista profesional. Uno fue presentado por FAP y otro por Francisco Ocampo.

Rogelio Delgado resalta la necesidad de que esta decisión salga a la luz y sea conocida por la opinión pública y que se genere un debate abierto sobre el tema, lejos del secretismo con que fue aprobado hace cinco años el proyecto de Ocampo.

“Si no mejoramos este escenario, el que se acerca no va a ser el único mundial que vamos a vivir como espectadores nomás”, apostilla.

Rogelio Delgado asumió la presidencia de Futbolistas Asociados del Paraguay en 2010, tras la salida de Héctor Rojas. Durante el mandato de este último, FAP llegó a ser expulsada de la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales (FIFPro) por “alto grado de corrupción”.

Rojas habría recibido cerca de un millón de dólares para la construcción de la “Casa del futbolista”, sitio que debería funcionar como sede de FAP; sin embargo, se desconoce el destino de esos fondos.

Desde hace algunos meses y tras varios años de suspensión, FAP volvió a ser reconocida como miembro de la FIFPro y la intención es dejar totalmente atrás esa mala imagen que se llegó a tener.

Delgado, quien nos recibió en el local de FAP en el barrio Tembetary, reconoce que hasta el momento han sido los futbolistas retirados quienes han dado más lucha por mejorar la situación del atleta paraguayo. Sin embargo, se mostró confiado en que muy pronto los activos se irán sumando en mayor medida.

La lucha por mejorar la situación laboral del futbolista paraguayo está todavía en sus inicios y el camino es largo. Pero hay que comenzar a transitarlo para que el sueño nunca más sea pesadilla y que el balompié nacional gane cada vez más lugar a nivel internacional.

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