Salud en penales, prácticamente olvidada

Debido a la falta de médicos en el sistema penitenciario, los internos no reciben asistencia sanitaria adecuada. Para paliar esta situación se planea contratar más profesionales de blanco e implementar formalmente la ficha médica con los presos.

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Actualmente hay más de 13.000 personas privadas de su libertad. Desde el 2011 hasta hoy se vio un aumento considerable en la población penal. Estas personas se encuentran encerradas y en la mayoría de los casos, hacinadas en los recintos donde la realidad en cuanto a asistencia médica es bastante negativa a raíz del escaso número de profesionales médicos.

Estamos sobrellevando, falta mucho y debería de haber un médico por día en el penal, un médico encargado, odontólogos; estamos con un déficit de personal. Ahora estamos viendo unos contratos para personal de blanco y es poco el cupo de 25 lugares, y es largo el proceso, porque se llama a concurso, se presentan, después salen. Hay un déficit y es difícil de llenar.

Debido al “abandono” en este aspecto del sistema es que existe la necesidad de concretar los llamados a concurso público de oposición para la contratación de médicos y así, ir ubicando a los profesionales de la salud en sitios donde urge la presencia de personal para la atención de los reclusos.

Con esto, “con este concurso vamos a tratar de tapar algunos agujeros. Estamos viendo la necesidad, de que si acá tenemos tres médicos y acá ninguno, entonces vamos a poner un médico ahí”, expresó sobre la cuestión el Dr. Jesús Ferreira, director Médico del Ministerio de Justicia.

Sobre las especialidades más urgentes para los penales señaló:“Faltan médicos, odontólogos, asistente social, el encargado de verificar cómo se le asiste a un enfermo, con medicamentos, estudios y la manera de tratarlo; también psicólogos, porque la salud mental es fundamental”.

El director médico comentó que hay dos clínicas, una instalada en la Penitenciaría de Tacumbú, “que estaba sin uso porque no estaba equipada. Ahora la estamos equipando y a lo mejor vamos a tener una reinauguración para la semana que viene”. La otra está situada en el Penal de Emboscada y tiene dos plantas.

Sobre ambos puestos sanitarios, señaló que están llevando a cabo el plan para concretar su reactivación, para que estos “funcionen realmente como clínica, en el penal”. Al respecto manifestó: “Tratamos de organizarnos, porque anteriormente no estaba organizado” de forma correspondiente.

Ferreira expuso que dentro del sistema penitenciario un médico tiene 12 horas de carga horaria semanal. De acuerdo a la necesidad, el trabajador de blanco puede hacer el total de horas en un día; en ocasiones seis horas en un día y las restantes en otro. Lamentó que “ni si hay 100 contratos, vamos a poder llenar este asunto” atendiendo la elevada población penal.

Agregó: “Lo ideal es que haya un personal médico las 24 horas ahí, por cualquier cosa”. Subrayó que “eso no tenemos ni en Tacumbú, que es la cárcel más grande del país”. En otro momento señaló que hay lugares donde ni siquiera hay médicos y allí es donde pretenden llevar especialistas, “por ahí vamos a empezar”.

Dentro de la reestructuración los internos están siendo dotados de una ficha médica mediante la cual uno podrá ver en qué condiciones de salud ingresa al recinto. Ante la consulta de si anteriormente se contaba con este modelo Ferreira respondió: “sí y no, porque hay donde no tienen y otros donde ellos mismos crearon, los que son más conscientes hicieron”.

Por ello es que se trabaja en mejorar el sistema de ingreso y reiteró que “hay lugares que tienen y otros que no”. Con esto se pretende que al producirse el ingreso del recluso, se le haga un examen físico, detallado para ver el tratamiento que estaba recibiendo afuera, identificarle”.

En ese sentido resaltó que “son personas a las que tenemos que ayudarlas, porque están privadas de su libertad y están a nuestro cargo”. Para aplicar todas las medidas necesarias entonces es necesario contar con “una ficha médica que diga 'este señor sufre de presión alta' o 'tiene una enfermedad contagiosa'”.

“Los reclusos son personas enfermas, pero no es que se enferman ahí sino que entran ya con su padecimiento”; en este aspecto se debe considerar el consumo de drogas porque “ingresan a la penitenciaría con su padecimiento y por eso estamos con la tesitura de identificar al recluso cuando entra”.

Sin embargo Ferreira destacó que vienen trabajando en el mecanismo legal para todos estos procedimientos debido a que “tenemos las trabas de Derechos Humanos, porque no podemos hacerle la prueba de VIH sin su consentimiento, está también la prueba para el sífilis, que no podemos hacerle sin su consentimiento”.

Una vez que se cuente con lo necesario se ordenará que al interno, al ingresar, se le realicen los estudios de saliva, para saber si tiene tuberculosis, la sangre, una radiografía de tórax. Estamos creando un esquema de ingreso”.

Como ya habíamos dicho, uno de los factores que propician el deterioro del estado de salud del interno es el uso de drogas. “Su consumo empeora la situación del recluso, si es hipertenso, si tienen cuadros clínicos, eso empeora. Le bajan las defensas, porque de repente una personas drogada comete actos que no son salubres”.

Además, en su encierro “aumenta el riesgo de que una persona sufra infartos. En caso de que la persona tenga colesterol o el triglicérido alto, eso le predispone si fuma y es una bomba de tiempo”. Esto también en el aspecto mental del individuo.

En otro momento dijo que con “las drogas como el crack y la cocaína fuerzan más el corazón, y estando en una penitenciaría donde están todos apretados, donde no hay actividad física, el sedentarismo, todo eso crea un estado que afecta al corazón del interno y conduce a la adicción”.

Otro elemento que predispone a dolencias a la persona es el hacinamiento, causante del contagio de parasitosis, hongos. “Todo eso si están todos juntos. Se transmiten entre todos. Cuando están todos juntos se mudan entre todos”.

Para intentar evitar todo esto se está viendo la posibilidad de que realicen actividades físicas dentro de los centros de reclusión. Igualmente la parte de la dieta con el Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición (INAN). Señaló la importancia de la buena alimentación para que no padezcan de colesterol y triglicéridos. Esto se está viendo por convenio.

Desde dicha área del ente estatal se realizó un relevamiento de datos, con el que se pudo constatar que “hay muchas cosas por hacer, de lo primero que nos damos cuenta es que en la parte de salud penitenciaria, solo por parte del Ministerio de Justicia no vamos a conseguir nosotros”.

Con el fin de revertir ese punto se trabaja en el “plan de ratificar unos convenios con el Ministerio de Salud; estamos haciendo un convenio con el Hospital de Clínicas también, y con la Dirección de Beneficencia y Ayuda Social (Diben)” porque “nosotros necesitamos la ayuda de todos para salir adelante”.

Los acuerdos serían fundamentalmente para llevar asistencia médica, contar con medicamentos para los reclusos. Declaró que hay internos que tienen algunas dolencias o fracturas y debido a que no reciben atención debido a que no tienen gente que les puedan realizar los trámites.

“El número de médicos es insuficiente. El número de psicólogos es insuficiente, por eso es que estamos abocados a pedir ayuda a través de estos convenios de asistencia para los presos”, subrayó.

Próxima entrega: Drogas en las cárceles (Final)

Twitter: @orliespinoza · ariel.espinoza@abc.com.py

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