Sexting, jugar con fuego

Compartir fotografías eróticas es un complemento para la relación de muchas parejas, desde el auge del internet. "Sextear" no está prohibido legalmente, pero si tus imágenes privadas caen en las manos equivocadas, pueden ser difundidas masivamente.

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El sexting es una práctica común realizada hoy en día entre las parejas, sobre todo jóvenes y adolescentes, pero primeramente hay que determinar: ¿En qué consiste? Se trata del envío de mensajes, fotos o videos de contenido sexual o erótico, generalmente a través WhatsApp u otro tipo de aplicaciones de mensajería.

El sexteo “hoy es la tenencia entre la mayoría de las parejas y es parte de un complemento de la relación”, mencionó la fiscala de la Unidad de Delitos Informáticos, Irma Llano. La misma aclaró que no es un delito practicar sexting entre adultos, pues es una decisión personal y privada, pero sí puede derivar en casos de extorsión o estar relacionado con el grooming, si hay menores implicados.

De acuerdo a datos de la Fiscalía, 4 de cada 20 jóvenes y adolescentes reciben una solicitud de sexting y al menos 1 de ellos accede a enviar fotografías de contenido sexual. Muchas parejas optan por esta práctica, sobre todo confiando en la persona que recibirá el mensaje, pero sin tener en cuenta los peligros que implica la posible divulgación de sus imágenes íntimas.

Robo o pérdida de celulares o computadoras, futuras exparejas extorsionadoras, un error humano que permita la divulgación en chats grupales, son tal vez circunstancias que escapan de nuestras manos. El internet es un mundo tan inmenso que, al mandar una fotografía se puede fácilmente perder el control de su destino final, pese a enviarla solamente a una persona de confianza. Cualquier tercero que acceda a esos datos íntimos tendrá poder completo sobre el o la protagonista del contenido.

“Tuve un caso en la que la nueva pareja del exnovio divulgó la fotografía al encontrarla en el celular del muchacho”, destacó la fiscal. Hechos como estos son los que derivan ya en delitos que sí están enmarcados en nuestras legislaciones, como la violación al derecho de la privacidad.

El Ministerio de la Niñez y Adolescencia recibe al menos 20 denuncias al año sobre casos relacionados a sexting y grooming, que involucran a menores de edad, según detalla la Coordinadora de Fonoayuda, Licia Martínez. “Estadísticamente no son significativos los números pero casos reportados son graves, están relacionados con abuso”, destaca.

Martínez destacó que el peligro mayor reside en el grooming, que es cuando un adulto se hace pasar por un menor para contactar a un niño o adolescente a través de internet. Generalmente, se hacen pasar por menores de la misma edad utilizando un perfil falso y ganándose la confianza lentamente. El objetivo final es obtener imágenes eróticas o pornográficas de la víctima.

Cuando obtienen esas fotografías, generalmente las utilizan para extorsionarlas, amenazando con difundirlas masivamente en internet o mandarlas a sus padres. “El sexteo es como protegerte porque no le estás viendo y supones que no te va a pasar porque está lejos, del otro lado del aparato, pero muchas veces utilizan esos materiales para acercarse a la persona con amenazas”, señaló en otro momento.

Recordó que hace un tiempo recibieron la denuncia de una adolescente que fue víctima de esta modalidad. “Fue prácticamente un secuestro, luego del local escolar la llevó y abusó de ella”, contó la representante del Ministerio de la Niñez.

Además, también destacó el caso de un adolescente que fue víctima de la difusión de sus imágenes de contenido sexual de manera masiva en las redes sociales, lo cual derivó incluso en que sea denunciado por abuso y posteriormente se quitara la vida al no poder soportar el bullying recibido.

La sextorsión una forma de chantaje en la cual los extorsionadores cuentan con imágenes de contenido sexual o erótico de las víctimas y las amenazan con publicarlas. A cambio de ocultarlas piden altas cifras de dinero, más imágenes o incluso algún “favor de índole sexual”. Esto esta penalizado en nuestro país.

La fiscala Llano citó datos obtenidos por la empresa de seguridad ESET, que indica que este 2018 hay recaudados por cybercriminales más de US $500.000 en más de 1.000 depósitos distintos. La mayoría de las denuncias realizadas en nuestro país tienen a hombres como víctimas de engaños realizados a través de perfiles falsos de mujeres, quienes generalmente buscan hombres casados para buscar perjudicarlos y chantajearlos más fácilmente, comentó.

Estos hechos pueden tener dos carátulas distintas en nuestro marco penal. Primeramente, para los casos de extorsión en los cuales se piden beneficios patrimoniales, como dinero o cosas de valor, las penas van de multas a la privación de libertad por hasta cinco años.

Mientras que, al realizar amenazas con el fin de obtener más fotografías, los victimarios se exponen al delito de coacción, que tiene una pena de multa o hasta 2 años de cárcel. “Es cuando le coacciona, constriñe para hacer lo que no quiere”, aclaró sobre este último punto.

Además, las personas que soliciten a niños que realicen actos sexuales o le envíen una fotografía del mismo índole se exponen a una pena de 3 años de privación de libertad o multa. “Generalmente cuando son menores de edad, en la mayoría de los casos es un pedófilo, que lo que quiere es más fotografías o videos. Entonces tenés coacción, pornografía infantil, abuso sexual por medios tecnológicos. Tenés varios delitos”, puntualizó.

Cabe destacar que acceder al envío de imágenes privadas con una persona no es igual a consentir su almacenamiento ni mucho menos su publicación. Por ese motivo, la ONG Tedic apoyó la creación de una página web en la cual explican todas las implicancias de esta violación a la privacidad y violencia de género. Este proyecto, denominado “Pornografía no consentida”, brinda orientaciones a víctimas de 14 países de América Latina y El Caribe.

Conozca la plataforma en este enlace: Pornografía no consentida

NO es natural, NO es tu culpa y NO te lo mereces”, señalan a los hombres y mujeres que fueron víctimas de la difusión masiva indiscriminada de sus imágenes íntimas. En ese mismo sentido, señalan que se deben seguir varios pasos para denunciar este tipo de hechos.

Primeramente, mencionan que se pueden reportar estas imágenes en todas las redes sociales en las cuales se encuentran disponibles, alegando la violación a la privacidad, pornografía, desnudez o derechos de autor, dependiendo de las opciones de cada plataforma. Las fotografías y videos no solo pueden ser denunciados por los protagonistas, y quienes sean testigos y apoyen este tipo de acosos también pueden convertirse en cómplices.

A continuación, las víctimas deben acudir directamente a la Justicia. Para esto, es importante que recojan todas las pruebas necesarias (registros de mensajes, correos o llamadas), guarden varias copias y las entreguen por completo a la hora de presentar la querella. Lo principal es NO ceder a ningún chantaje y acudir rápidamente a quien más confían para obtener un sostén emocional.

Quienes han sido víctimas de la difusión masiva de sus imágenes, sin su consentimiento, sufren numerosas consecuencias psicológicas, en el ámbito laboral y con sus relaciones personales. Por un lado, tienden a sentir culpa y enojo consigo mismos, luego viene la etapa de paranoia, depresión y baja autoestima.

Al verse dañada su imagen, pueden perder el trabajo; sus nombres, redes sociales, direcciones y números de teléfono pueden ser difundidos masivamente junto con sus fotos o videos, por lo cual se exponen al peligro de tener acosadores sexuales o incluso a abusos. Todos estos efectos en cadena, considerando antecedentes a nivel nacional e internacional, pueden derivar incluso en un suicidio.

Las personas adultas que deseen practicar el sexting deben tener en cuentas varias recomendaciones para protegerse de cualquier consecuencia negativa que pueda derivar de esta práctica y estas son algunas que pudimos recopilar de varias organizaciones como la Fiscalía:

 • Nunca dejarse ver el rostro ni otros rasgos característicos, como tatuajes o piercings. Así, en caso de que las fotos sean difundidas, no se podrá reconocer al o la protagonista. 

 • Cuidar el fondo de la imagen (como cuadros, portarretratos o sábanas), pues también puede contribuir a que la persona sea fácilmente identificada y localizada.

 • Conocer personalmente al destinatario de las imágenes. Es de vital importancia no dejarse engañar con perfiles falsos y sextear solo con personas de confianza, para evitar así posibles chantajes. 

 • Ser precavidos a la hora de enviarlas, para no equivocarse de destinatario o difundirla masivamente en alguna red social o chat grupal sin intención.

 

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