En el año 2008, Estela fue traicionada, llevada a España bajo engaños utilizando su propia necesidad como carnada, para ser una víctima de una red de tráfico de seres humanos que la sometió a la prostitución en España. Hoy, a 7 años de haber denunciado el caso, uno de los acusados sigue recurriendo a chicanas para evitar la cárcel, otra está en rebeldía y el tercero prófugo.
“Se trata de una historia larguísima”, nos dice Estela, quien se armó de valor y aún con todo en su contra - hasta su entorno familiar en primer momento - llevó adelante un desafiante proceso contra los tres responsables de su martirio, Marta del Socorro Ortiz, irónicamente expareja de su hermano; Crispín Villalba, y el ciudadano de nacionalidad española Joaquín Morsillo.
Los inicios de esta situación se remontan a aproximadamente el 2006, año en que Marta, quien ya había abandonado a su hermano, viaja a España y regresa a nuestro país en 2007. “Mi familia y yo pasábamos por un mal momento económico, porque mi madre estaba enferma, y a raíz de eso perdimos todo lo que teníamos”, cuenta Estela. Esta situación aparentemente conmovió a Marta, quien ofreció ayuda justificando su intención porque su hija vivía con ellos.
Una vez que volvió a ganarse la confianza de la familia, Marta logra que la hermana menor de Estela viaje a España a finales del 2007, donde supuestamente ya tenía un puesto laboral que la esperaba, sin embargo una vez en el viejo continente fue obligada a prostituirse. Tras varios meses la joven logra escapar y llega a Alemania, donde es ayudada por unos amigos a regresar a Paraguay siete meses después de su partida.
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“Entonces Marta también regresa a Paraguay y dice que ella (su hermana) escapó, que no quería trabajar y lamentablemente le creímos el cuento” reconoce Estela. Es ahí donde Marta vuelve a intentar lo mismo, esta vez con ella, y le ofrece lo mismo, ayudarla a viajar a España, donde iba a desempeñarse como doméstica y poder ganar dinero para ayudar a su familia a superar las crisis.
“Espere unos meses para decidir y cuando lo hice, Marta dijo que iba a costear todos los gastos para que yo viaje”, recuerda. Días después de esto aparece en escena Crispín Villalba - que actualmente afronta juicio oral y público - quien finalmente se encarga de gestionar la compra del pasaje a España en noviembre del 2008, para formalizar el viaje.
La intención era simple, llevarla a Estela a España donde con su trabajo debía devolver el dinero que le fue prestado para viajar, pero además debía pagar la supuesta deuda de su hermana, quien escapó de la red de proxenetas. “Conste que mi hermana ya había pagado su deuda, pero ellos le habían hecho firmar un nuevo pagaré por los intereses del préstamo. Aproximadamente ella había pagado unos 2.500 dólares por el pasaje y cuando devolvió esa cantidad, la obligaron a firmar otra vez un documento, por unos 2000 dólares esta vez”, acotó.
Estela se endeudó por 2.100 dólares en aquella oportunidad, precio del pasaje de avión. Pero la condición para la devolución impuesta por Crispín Villalba era bastante dudosa: En un mes debía pagar 3.000 euros, pero si no podía cumplir con la obligación, al siguiente mes la deuda se aumentaba a 3.500 euros y así sucesivamente.
“Si yo no devolvía me iba a denunciar, por eso me hizo firmar un documento por escribanía y luego un pagaré común, o sea en total el tiene un documento que oscila 48 millones de guaraníes en total (al cambio de aquel entonces), dos pagarés que oscilan los 24 millones cada uno, que en realidad tenía que ser solo un pagaré”, refirió.
Según el ofrecimiento que le hizo Marta, debía trabajar en servicio doméstico primeramente, y luego la iba a ayudar en un supuesto spa que iba a montar en España, con el dinero de su jubilación, con un sueldo fijo, “pero eso fue una simple historia, porque cuando llegue allá ni siquiera me recogió, fue ya el español (Joaquín Morsillo) el que me colocó en una casa de citas el mismo día que yo llegué”.
Ella pudo ingresar a España desde Roma, donde fue supuestamente a una excursión para conocer al Papa, y vía terrestre viajó hasta la ciudad Alicante. “Yo no tenía un solo centavo ya, el viatico que me dieron fueron 3 euros, el pasaje para llegar al lugar donde me tenían que buscar, y nada más”.
Morsillo fue el que la recibió en Alicante, y fue en ese momento en que todo empezó a enrarecerse. “El cuento que me dijo es que iba a vivir y trabajar en el mismo lugar, o sea que no iba a tener ningún solo gasto, pero me di cuenta al día siguiente que ya estaba debiendo 65 euros por dormir en ese sitio y eso que llegué al final de la tarde del día anterior. Esa era la forma de presionarme para trabajar”.
En total fueron siete los meses que duró la pesadilla de un futuro mejor. Estela llegó el 28 de noviembre del 2008 y el 20 de febrero del 2009 logró escapar de la red de trata de personas, pero todavía iba a pasar mucho antes de que acabe. “El 11 de febrero yo le pedí auxilio a un fiscal de Ciudad del Este, le pedí que me ayude, pero él jamás me ayudó. Yo tuve que esperar abril, ver la forma de regresar, porque me decían (los proxenetas) que tenían conexión con la Policía, y que no iba a poder denunciarlos. Cuando encontré la forma segura de hacer una denuncia, me acerque a la Unidad Especializada de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales. (UCRIF) de España”.
Tras esto, permaneció escondida hasta que por fin en junio pudo volver a Paraguay y al siguiente mes, desafiando todos los temores y críticas, demandó a las tres personas. Mis familiares no quería que denuncie, por temor a represalias ya que la hija de Marta vivía con nosotros”, mencionó.
Una vez que se inició el proceso, Estela contó lo sucedido a los medios de prensa, y a raíz de las publicaciones surgieron querellas extorsivas por parte de los acusados, quienes a cambio de retirarlas le exigieron que abandone el caso y desista de su denuncia, además que pague una suma de 100 millones de guaraníes por la supuesta deuda contraída por el viaje. “También me amenazaron... me dijeron que si no firmaba un acuerdo amistoso me iban a querellar más, y así mismo ocurrió, aparecieron posteriormente dos querellas más”.
La primera querella fue llevada a juicio oral y público en 2014, del cual fue absuelta por un tribunal “pero resulta que se apeló esa sentencia y cuando fue a Tribunal de Apelaciones, supuestamente los miembros del Tribunal ‘no encontraron’ el acta y por ello se declaró la nulidad de ese juicio” felizmente concluyó este 29 de marzo con el resultado obvio, siendo nuevamente absuelta.
“Yo no tengo ninguna garantía procesal, estoy totalmente a merced de ellos, porque hacen lo que quieren con los juicios, con los expedientes. Estoy acorralada por todos lados y siempre está amenazándome esta gente”, manifestó.
El 30 de marzo del 2016, casi siete años después de que entablara la demanda, Crispín Villalba, fue declaró culpable por un hecho de trata de personas. El juicio oral había concluido el 21 de marzo pasado en el Poder Judicial de Ciudad del Este y la lectura de la sentencia se dio recién nueve días después, debido a los varios incidentes planteados por el encausado.
En un intento desesperado, nuevamente Villalba quiso incidentar la audiencia para frenar la lectura de su condena y no se presentó a la hora de la oficialización del fallo. Su defensor público presentó varios escritos que fueron rechazados por improcedentes y se ordenó la captura de Villalba.
"La fortaleza que me dan mis hijos y mi fe en Dios y la Virgen hicieron que yo me mantenga siempre firme en esta causa", reflexionó tras el largo camino andado.
