Vivir bailando en el mundo

Pasar de los escenarios locales a grandes teatros de Canadá y Estados Unidos es un sueño hecho realidad para Junior Caballero. Con solo 16 años, dejó el país para especializarse en danza clásica y hoy es bailarín profesional de un gran elenco canadiense.

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Desde los tres años, la música se apoderó del cuerpo de Junior Gaspard Caballero. Sus “problemas” de hiperactividad encontraron una solución en la danza. A los nueve años comenzó con sus estudios en las academias de baile, optando en principio por estilos como el jazz, uno de sus géneros favoritos.

Junior hizo su segunda casa al Instituto Superior de Bellas Artes (ISBA), donde recibió la base para la formación artística que posee actualmente. Allí lo formaron como artista y lo ayudaron a amar aún más la danza. Un equipo de maestros de dicha academia lo preparó para la primera gran prueba de su vida: El Gran Prix de Lausanne.

Con tan solo 16 años participó de esa gran competencia internacional que se realizó en Suiza en el 2012. Si bien no obtuvo los primeros puestos, terminó siendo galardonado por la grandeza de sus presentaciones con tres ofertas para continuar con su formación como bailarín profesional, pero esta vez en el extranjero.

Luego de analizar cada una de ellas, optó por estudiar en Canadá, puesto que así tendría la oportunidad de terminar sus estudios secundarios. Con una mochila cargada de sueños, sin conocer absolutamente nada de ese país, Junior emprendió el gran viaje de su vida. “No tenía a nadie allá. Fui totalmente solo. Al llegar me encontré con un brasileño al que conocí en la misma competencia y nos hicimos buenos amigos desde entonces”, relata el joven.

Aunque hoy es su especialidad, en principio, este artista no quería bailar danza clásica. “Tenía mucho miedo de perder la masculinidad, existía ese preconcepto que muchas personas tienen sobre los bailarines de ballet”, admite Junior.

No obstante, siguió el consejo de sus maestros que le decían que tenía las cualidades necesarias para destacarse en ese género. “Me tomó unos años acostumbrarme, aprender y ver las razones de cuál es el papel del hombre en el ballet. Los varones tienen que ser fuertes, poder cargar a las mujeres, presentarlas. Los pasos son mucho más fuertes, con muchos saltos y giros; a diferencia de las damas, que sí tienen que ser delicadas y suaves. Quienes dicen que el bailarín de este género pierde la masculinidad es porque están desinformados”, aseguró.

Cuando faltaban solo meses para que el compatriota se gradúe en la Escuela de Ballet Nacional de Canadá, tuvo una lesión muy grave que incluso puso en peligro su futuro como bailarín. Fue a finales del 2014, cuando tuvo una fuerte caída y se dislocó el hombro. Los médicos no le dieron muchas esperanzas de que pueda volver a dedicarse al baile de manera profesional.

Volvió al país y se sometió a una cirugía. Su recuperación duró seis meses. “No podía ni levantar los brazos. Fue la prueba más difícil de mi vida”, recuerda. Sin embargo, no se dejó vencer y volvió a los ensayos, como él mismo cuenta, volvió a empezar de cero.

Afortunadamente, los directivos de su academia lo acompañaron a la distancia en todo momento, por lo que ni bien logró recuperarse pudo regresar a Canadá para culminar sus estudios artísticos y finalmente se unió al Canada's Ballet Jörgen, donde se desempeña como bailarín profesional.

Hoy, con 21 años, este compatriota se presenta en escenarios de varias ciudades de Canadá y Estados Unidos. Comparte con un elenco en el cual están artistas de distintas nacionalidades y su compañía se dedica también a realizar talleres de formación en cada localidad que visita.

Para Junior no existen barreras. Él cree que todos los artistas nacionales pueden llegar muy lejos y para lograrlo son tres los factores principales: perseverancia, ganas de superación y mucho esfuerzo. Su meta es continuar con la docencia para compartir sus conocimientos.

"Lo primero es intentar. Si te caés, te volvés a levantar y aprendés de esa caída. Create un propósito y dedicate a cumplirlo. Claro que habrá momentos difíciles, pero no debés dejar que nada te derribe. Lo segundo es tener paciencia, porque todo llega a su debido momento. Por último, es muy importante ser positivos y seguir soñando alto", dedicó Junior como mensaje hacia los bailarines nacionales.

Luego de tres años consiguió su residencia permanente en Canadá y por fin pudo volver a Paraguay a visitar a su familia. Sin embargo, no quiso desaprovechar la oportunidad para brindar un poco de sus conocimientos a estudiantes del Instituto Superior de Bellas Artes y del Ballet Municipal de su ciudad, Villa Elisa, donde brindó talleres en el transcurso de dos semanas. 

El 27 de junio a las 20:00 se presentará como protagonista de una obra denominada "Reencuentro". El evento es organizado por el Departamento Superior de Danza del ISBA y la Casa del Bicentenario de la Danza, y será desarrollado en el local de esta última (Mariscal Estigarribia casi Estados Unidos). La entrada es libre y gratuita.

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