“Caprichos” de T&T en Copa Libertadores

La empresa T&T, que se llevó los derechos de televisión de la Copa Libertadores desde 2004 hasta 2018, tenía la potestad (se le rescindió el contrato en 2015) de elegir los horarios y obligar a los clubes a incluir a titulares durante los partidos.

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Para entender el esquema de corrupción es importante conocer la implicancia de la Conmebol con las tres empresas implicadas en el pago de sobornos. Por un lado está T&T, una compañía que al momento de la firma del contrato de cesión de los derechos de televisión de la Copa Libertadores, en 2003, tenía base en el paraíso fiscal de las Islas Caimán. T&T estaba controlada por una empresa de Chipre llamada Medak, que tenía el 100% de sus acciones. Años después, por “cuestiones de impuestos”, T&T pasó a tener sede en Holanda.

T&T tenía entre sus filas a directivos como el argentino Alejandro Buzarco y el brasileño José Margulies, quien también era dueño de las empresas Somerton y Valente. Es decir, todo el esquema giraba en torno a las mismas personas que subcontrataban a sus mismas empresas para ganar dinero y de esa forma, según los EEUU, pagar los sobornos a los directivos de la Confederación Sudamericana de Fútbol. Buzarco y Margulies hoy están procesados por la justicia de los EEUU, así como Leoz, Napout (expresidentes de la Conmebol) y otros exdirectivos de la matriz sudamericana de fútbol.

El contrato firmado por Nicolás Leoz en nombre de la Conmebol, en el año 2003, beneficiaba sobremanera a la empresa T&T. El acuerdo, a la larga, fue desde la temporada 2004 hasta la 2018 del torneo de clubes más importante de América por un valor que superó los US$ 262.000.000, incluyendo el dinero por las primas de renovación, que se pagó en dos ocasiones.

Ese exorbitante monto no le iba a salir barato a la Conmebol, pues dentro del contrato firmado con T&T se exigen cosas tales como:

“Aceptar y arreglar de común acuerdo con T&T los lugares, fechas y horarios de los partidos del evento con la debida anticipación”

“Exigir de todos los clubes participantes que jueguen los partidos con sus equipos profesionales principales. A esos efectos, deberán los clubes integrar sus equipos con al menos siete (7) jugadores que habitualmente hayan participado como titulares en por lo menos 15 partidos de primera división de sus países. Se exceptúa de ese requisito las incorporaciones que realicen los clubes respecto a jugadores de renombre, como consecuencia de pases de carácter nacional y/o internacionales. En caso de no hacerlo, se aplicarán severas sanciones.”

“Los derechos de televisión cedidos no incluyen la transmisión en directo por canales abiertos en las ciudades en donde se disputan los partidos, salvo en los territorios de Argentina, Brasil, Colombia y México, donde sí estará permitido”.

Otro de los factores clave que la Conmebol no pudo detener fue este: en todo momento, la CSF pidió la confidencialidad, el secretismo del contrato firmado.

Las empresas Somerton, con base en las islas Turks and Caicos, y Valente, en Panamá, eran contratadas por la T&T como consultoras para organizar todo lo relacionado a la logística de los clubes en la Copa Libertadores de América desde la edición 2007 hasta la de 2018. Sin embargo, la acusación del departamento de Justicia de los Estados Unidos contra, por ejemplo, Nicolás Leoz y Juan Ángel Napout, afirma que estas dos empresas sirvieron para pagar sobornos a las autoridades de Conmebol como agradecimiento por hacerse con los derechos de televisación de la Copa Libertadores entre 2004 y 2018 a un precio que suma más de US$ 260 millones. El contrato con T&T se rescindió en 2015, cuando salió a luz el escándalo de FIFA. Fox International Channels tiene los derechos del certamen desde 2016 hasta 2018. 

Somerton, empresa de portafolio de Margulies gestionada por la multinacional Mossack Fonseca, firmó un contrato con la compañía T&T en el año 2006 para “prestación de servicios de consultoría en lo que se refiere a la organización y estructuración de eventos deportivos de terceros, como así también la supervisión y logística en lo referente a desplazamientos y movimientos de los equipos a los estadios de fútbol, incluyendo su estadía y transporte en cada localidad”, según el contrato al que tuvo acceso ABC Color a raíz de la investigación internacional “Panamá Papers”, del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés).

En ese contrato se detalla que Somerton iba a ganar US$ 1.000.000 por cada edición de la Copa Libertadores desde el año 2007 hasta 2014. Los pagos se harían dentro de cada año. Sin embargo, en 2011 hubo un quiebre: todos los derechos de Somerton, que estaba ubicada en el paraíso fiscal de las islas Turks and Caicos, un protectorado británico de ultramar, pasó a formar parte de la empresa Valente, con sede en Panamá. Uno pensaría que este cambio era para mejor o por cuestiones legales. Pero no: Valente también era una empresa de portafolio (de fachada) propiedad de José Margulies, su esposa y sus dos hijos. Valente “firmó” un contrato provisorio con T&T en 2011 y 2012 y un definitivo en el 2013 que iba hasta la edición 2018 de la Copa Libertadores de América.

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