“Shaun el Cordero”: sin palabras

Con creatividad pura y sencilla, comedia constante y el siempre encantador estilo de animación de Aardman, “Shaun el Cordero” puede ser disfrutada por gente de cualquier edad.

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Años de dominación absoluta de la animación por computadora en el seno de los grandes estudios nos tienen quizá demasiado acostumbrados como público a filmes animados de suntuosa belleza y alta tecnología, y los filmes animados que apuestan a otras técnicas suelen tener menos éxito y llaman menos la atención del público, incluso si vienen de la mano de gigantes como Disney, como los casos de La Princesa y el Sapo y Winnie the Pooh demuestran; ni hablar del trabajo de estudios menos conocidos como Laika, cuyas recientes gemas de animación cuadro por cuadro tampoco tuvieron demasiado impacto en taquilla, aquí en Paraguay y en menor medida en el resto del mundo.

Espero que ese prejuicio aparentemente no intencional que se ha desarrollado contra la animación más tradicional no mantenga al público alejado de Shaun el Cordero, que es una nueva joya de sencillez cómica del infalible estudio Aardman, el mismo que años atrás nos dejaba otras grandes obras de animación cuadro por cuadro como las geniales Pollitos en Fuga y Wallace y Gromit.

Shaun el Cordero, que se basa en una querida serie televisiva de Aardman – que a su vez era un “spin-off”, un derivado de Wallace y Gromit – es peculiar no solo por ser una película animada tradicionalmente en una era dominada por la computadora, sino porque deja de lado cualquier tipo de diálogo, contando su historia solamente en imágenes.

Esa historia se centra en Shaun, un astuto cordero que vive en una granja, junto a los demás miembros de su rebaño, un trío de molestos cerdos, el fiel perro pastor Bitzer y el granjero. La vida en la granja es aburrida y monótona para Shaun, quien no tarda en urdir un plan para sacarse de encima al granjero por un día para que él y sus amigos puedan disfrutar de unas pequeñas vacaciones.

Sin embargo, el plan fracasa catastróficamente y el granjero acaba con amnesia y perdido en la gran ciudad. Esto obliga a Shaun, Bitzer y al rebaño a ir a la ciudad en busca del humano, mientras deben evadir a un tenaz empleado de control de animales.

El filme es totalmente sin diálogos, reemplazando el habla de sus personajes con sonidos sin sentido mientras los realizadores se apoyan totalmente en el humor físico. Y como estamos hablando de Aardman y esta gente sabe lo que hace, el resultado es fantástico; la película no deja de tirar situaciones cómicas, una tras otra en rápida sucesión, y cada una más ridícula e hilarante que la anterior; desde el granjero convirtiéndose accidentalmente en una celebridad hasta una desastrosa incursión de Shaun y compañía en un restaurante, pasando por el modo en que Shaun y los suyos usan (repetidamente) el hecho de que son ovejas para poner a la gente a dormir. Las ideas vienen y van con la ligereza propia de realizadores que ponen un gran esfuerzo en hacer que parezca que no se están esforzando, y lo logran.

Las palabras, al final, son totalmente innecesarias. El siempre encantador diseño de los personajes – con el propio Shaun recordando bastante por momentos a íconos del cine mudo como Chaplin o Buster Keaton con su lenguaje corporal - y la confianza que los realizadores se tienen para no intentar hacer algo demasiado “épico” o masivo (que suele ser una trampa común de las adaptaciones al cine de series infantiles, como cuando los bebés de Rugrats tenían como una gran aventura escapar de su corral en la tele, pero en el cine conducían un robot gigante por París, por ejemplo) hacen que la historia ser lo suficientemente sencilla para seguir sin que los personajes nos la estén explicando verbalmente.

Si tuviera que encontrar algún defecto, y no es fácil, diría que los pocos momentos en que canciones pop irrumpen en la banda sonora desencajan un poco, y que el villano se queda como solo es, un villano malvado, cuando al principio parecen indicar que va a tener algo más de profundidad. Al final son cosas demasiado pequeñas, casi insignificantes.

Inocente, sencilla y sin pretensiones, pero lo suficientemente inteligente y consistentemente hilarante para satisfacer a gente de todas las edades, Shaun el Cordero es una de las mejores películas animadas de lo que va del año.

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SHAUN EL CORDERO (Shaun the Sheep Movie)

Dirigida por Mark Burton y Richard Starzak

Escrita por Mark Burton y Richard Starzak

Producida por Paul Kewley y Julie Lockhart

Edición por Sim Evan-Jones

Dirección de fotografía por Charles Copping y Dave Alex Riddett

Banda sonora compuesta por Ilan Eshkeri

Elenco: Justin Fletcher, John Sparkes, Omid Djalili, Richard Webber, Kate Harbour, Tim Hands, Andy Nyman, Simon Greenall y Emma Tate

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