La ONU declaró hoy que no ha pospuesto la reunión prevista para el 8 de febrero, como aseguró el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, quien criticó al citado organismo por su pasividad.
La oficina del enviado especial de la ONU para Siria, Steffan de Mistura, aclaró que por ahora no se ha tomado una decisión sobre un posible aplazamiento de esa ronda de negociaciones. “Estaremos seguros de la fecha cuando el señor De Mistura regrese de Nueva York”, donde debe reunirse con el nuevo secretario general de la ONU, António Guterres, informó Yara Sharif, portavoz del enviado especial para Siria.
Horas antes, Lavrov cargó contra la ONU al asegurar, en una reunión con parte de la oposición siria, que el organismo mundial decidió retrasar “una vez más” las negociaciones de Ginebra sobre el futuro de Siria. “La pasividad de nuestros colegas de la ONU, que desde abril del año pasado no han celebrado ninguna ronda de negociaciones, es inaceptable”, dijo el jefe de la diplomacia rusa, quién aseguró que la cita en la ciudad suiza fue aplazada hasta fines de febrero.
La Coalición Nacional Siria (CNFROS), principal alianza política opositora, y otros grupos políticos integrados en la Comisión Suprema para las Negociaciones (CSN) que representa a la oposición en el proceso de Ginebra, declinaron la invitación para participar en la reunión de hoy en Moscú.
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“Al principio parecieron aceptar, pero luego argumentaron que querían contactar con nosotros por su cuenta, y no en el marco de todos los opositores patrióticos”, dijo Lavrov en alusión a esa parte de la oposición siria, respaldada por Occidente, Turquía y las monarquías del Golfo.
El llamado “grupo de Riad” -conformado en su día en una reunión de facciones opositas sirias celebrada en la capital saudí- “siempre han puesto condiciones para el inicio de las negociaciones”, recordó el ministro.
“Decían que no se puede sentarse a negociar mientras siguen los combates. Ahora, los combates han cesado, hay una tregua, y por eso ya no puede haber más excusas”, advirtió. Al terminar el encuentro entre Lavrov y una decena de opositores a los que el “grupo de Riad” acusa de servir a los intereses de Moscú y Damasco, el jefe de la llamada “plataforma de Moscú”, Qadri Jamil, acusó al CSN de impedir la unidad de toda la oposición siria en el proceso de Ginebra.
En las negociaciones que acoge la ciudad suiza “hay tres delegaciones de la oposición, porque 'el grupo de Riad” y la coalición de Estambul no quieren compartir mesa con otros miembros de la oposición, dijo Jamil, que vive en Moscú desde hace más de tres años.
La reunión de Moscú ha tenido lugar tres días después de que se celebrara en Astaná -con escaso resultado- un encuentro entre representantes del Gobierno de Damasco y de los grupos armados opositores. Lavrov, sin embargo, destacó que la cita en la capital kazaja fue ”un paso importante hacia la solución (del conflicto), ya que ahora participan en el proceso grupos armados que hasta ahora no tomaban parte en los contactos con el Gobierno ni en las negociaciones sobre el futuro de Siria“.
En Astaná, recordó el jefe de la cancillería rusa, Moscú presentó a los sirios su proyecto de Constitución para el país árabe, en un ”intento de reunir“ en el mismo texto ”los puntos en común que nos han expuesto a lo largo de los últimos años Gobierno y representantes de la oposición sirios“.
”Se trata de una propuesta que no pretende imponer nada. Estamos convencidos, dada la experiencia de los últimos cinco años, de que si no se pone nada concreto sobre la mesa no podremos empezar a trabajar“, explicó Lavrov la iniciativa rusa. Rusia espera que de cara a la próxima ronda en Ginebra, todas las partes estudien el proyecto para ”dejar de marear la perdiz y concentrarse en asuntos concretos de acuerdo al mandato de la resolución 2254 (de la ONU), incluido el trabajo sobre la Constitución“.
El borrador ruso de la Carta Magna siria fija la supremacía del derecho internacional sobre las leyes nacionales; prohíbe al Ejército ”intervenir en el ámbito político“ y ”jugar un papel en el traspaso de poderes“; amplía las competencias del Parlamento y limita el mandato del presidente a siete años sin reelección. Además, garantiza la integridad territorial del país árabe al señalar que ”no se permite la pérdida de territorio de Siria", y fija el árabe como el idioma oficial de Siria, aunque reconoce la oficialidad del kurdo en los territorios habitados por esta minoría.
