El envejecimiento en perros y gatos

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Las dolencias llegan sin llamar la atención. "Fue todo tan despacio que al principio no me di ni cuenta", recuerda Annemarie Ruhlender los últimos años de su perro Murkel, un proceso de envejecimiento que es muy similar al de los humanos.

"Antes solo iba al veterinario dos veces al año para que lo desparasitaran, luego se acumularon poco a poco las visitas", apunta. Además, fue dejando de querer correr tanto.

Estas son las señales a las que tienen que prestar atención los dueños de los perros y gatos mayores.

"Cuando se hacen mayores, ocurren las mismas cosas que les pasan a las personas", cuenta Steffen Beuys, portavoz de la Asociación Protectora de Alemania. Por eso sus dueños deben ser cuidadosos y estar atentos.

A un perro mayor ya no se le puede exigir lo mismo que a uno joven, advierte la veterinaria Diane Hebeler.

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Para preservar el sistema circulatorio y mantener activa la musculatura es importante, no obstante, que haya actividad periódica. Pero hay que adecuarla al animal. "Los dueños se dan cuenta cuando el perro ya no quiere más", dice Beuys.

Como la edad disminuye la capacidad de movimiento y hace aumentar la necesidad de sueño y descanso, los animales necesitan tomar menos calorías.

"Por eso hay que adaptar la comida, ya sea reduciendo la cantidad o cambiando la alimentación a una especial con menos calorías", dice Hebeler, que es experta en alimentación animal.

Si no, el animal engordará mucho y eso le generará más problemas. Los perros y gatos mayores que sufren artrosis deben estar aún más vigilados en este tema.

"Cada gramo adicional carga más las articulaciones", advierte Hebeler. Y hay que tener en cuenta otras cosas. Por ejemplo, si un perro tiene problemas de espalda, no deberá subir escaleras.

Entre los síntomas de la vejez se puede encontrar también una disminución de la visión. "Los gatos pueden ver mermado por eso su sentido de la orientación", dice Beuys. En ese caso no deberán salir más solos al exterior. A un gato con visión reducida hay que acercarse con cuidado para no asustarlo.

En el cuidado del pelaje, sin embargo, no hay que modificar nada con la edad. "No obstante, cuando se cepilla a un animal mayor, el dueño debe observarlo con atención", aconseja Hebeler. Se trata de ver si hay alteraciones en la piel o tumores.

Y como los perros y los gatos mayores se mueven menos, el dueño o el veterinario deberá cortarles las uñas.

Los perros y gatos mayores deben ir dos veces al año al veternario. Así se pueden detectar antes enfermedades.

Quien decida tener un animal, debe pensar todas estas cosas porque el compromiso con él debe ser de por vida.

Murkel, el perro de Annemarie Ruhlender, vivió 15 años. Al final ya no tenía apetito y se fue quedando cada vez más delgado. "La veterinaria le diagnosticó cáncer y Murkel tuvo que ser sacrificado", cuenta su dueña.

"Hubo una cosa que sí duró hasta el final: su interés por las perras que veía cuando iba de paseo. ¡No había que lo parara!", dice.