“Tengo entendido que es algo viejo. El obispo debe tomar cartas en el asunto, y él lo hizo, los retiró y dejó a cargo de la comunidad religiosa a la cual pertenecen ambos”, comenzó explicando monseñor en entrevista con ABC Cardinal.
Si bien reconoció la gravedad de los hechos, argumentó que “el protocolo se está siguiendo”, no obstante, “no hay determinación de parte de los superiores”.
Ante la consulta sobre cómo se trata una problemática de esta naturaleza en la iglesia católica, la autoridad eclesiástica respondió que si se tratara de curas diocesanos, el obispo del Guairá estaba “obligado”a hacer un proceso inmediato. “Pero tuvo que pasar el caso a la comunidad. Ahora hay que preguntarse cuál es el modus operandi de Oblatos de María”, explicó Claudio Giménez.
Sobre la pregunta relacionada a cuánto repercuten casos como estos en la renovación de la imagen de la iglesia, el obispo reconoció que la cuestión “Golpea. Es una cuestión que avergüenza y duele, es como una corriente eléctrica que corre a todos”, lamentó.
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En cuanto a la manera en la que la iglesia católica debería encarar una falta así, Giménez señaló que el proceso debería terminar con la expulsión de estas personas de la congregación “después de probar fehacientemente que han cometido esos actos”, aclaró.
Sobre el actuar de la justicia paraguaya, el obispo de Caacupé dijo que, hasta donde sabe “algo hizo la Fiscalía”, aunque admitió su impresión de que “no se procedió correctamente, no se insistió en el caso”.
Se le consultó también con respecto a las causas que llevan a los sacerdotes a estos comportamientos, a lo que respondió que todo comienza “en la niñez o juventud, fueron enraizándose en la persona. El deterioro de las familias. Los hijos se quedan solos, los papás no están. Los juegos se convierten en hábitos, y luego en derecho”, manifestó en referencia a las tendencias de los sacerdotes.
En otro momento, monseñor Giménez mencionó que, si los sacerdotes del Guairá estuvieran bajo su jurisdicción (la diocesana) lo primero que les pediría sería “que dejen la parroquia”.
“Luego, solicitaría que se haga un estudio exhaustivo de su realidad al nivel sicológico, y lo mandaría al extranjero a un centro de rehabilitación. No hay otra alternativa”, afirmó tajante, al tiempo de reconocer que hay cuestiones “que no tienen cura”, por lo que en casos como estos lo mejor es pedirles “que dejen el sacerdocio”.
Claudio Giménez se refirió también al celibato, y aseguró que quienes deseen replantear el tema “tienen todo el derecho de hacerlo”.
