Leonarda Benítez trabaja desde hace nueve meses como secretaria del concejal Daniel Centurión, quien presentó un plan para prohibir la actividad de los limpiavidrios, ante las constantes denuncias de los automovilistas sobre el acoso y hasta los ataques de los trabajadores informales.
Antes de ingresar a las oficinas de la Municipalidad de Asunción se ganaba el sustento limpiando los parabrisas de los automóviles sobre Mariscal López y Perú, justamente uno de los puntos más conflictivos. “Estuve 15 años limpiando vidrios en las calles”, relata en contacto con radio ABC Cardinal.
Al consultársele sobre su postura ante la propuesta del edil de sacar de circulación a los trabajadores informales, comenta que justamente estuvo hablando sobre el tema con el concejal y destacó que el plan contempla además “pedirles a las empresas privadas que les abran las puertas a los limpiavidrios. En Asunción hay 270 limpiavidrios; si se contrata a un limpiavidrios por cada empresa, ¿pensás que va a haber limpiavidrios?”, reflexiona.
Ante la postura de muchos automovilistas, Leonarda reconoce que hay inadaptados en el grupo; sin embargo, se apresura y señala que también “hay personas que somos dignas, que trabajamos por necesidad. Estamos limpiando vidrios, tocamos propiedad privada por necesidad; no robamos”, refiere. Asegura que hay casos, como el de ella, en que todo es cuestión de darles una oportunidad para desempeñarse en trabajos formales. Recuerda que en los 15 años que pasó en las calles intentó ingresar a algunas empresas pero las puertas se le cerraron por su falta de formación. “Traté de trabajar... pero no tengo estudios; trabajé en otras cosas, planchaba, lavaba ropas”, señala.
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Comenta que en mayo del año pasado tuvo una oportunidad cuando el concejal Centurión le propuso salir de las calles y trabajar con él. “Me dijo una mañana del 25 de mayo: 'Te voy a dar una oportunidad y mañana a las 08:00 tenés que estar acá'. Antes de las 08:00 ya estuve”, rememora y destaca que igualmente ahora tiene la oportunidad de estudiar y formarse mejor.
Aunque sus días como limpiavidrios quedaron atrás, aún recuerda las humillaciones que pasó en las calles. “Hay gente que te trata muy mal, hay gente que piensa que los limpiavidrios no tenemos sentimientos; nos duele cuando nos tratan muy mal, cuando nos dicen cosas humillantes”, lamenta. Leonarda recuerda que en una ocasión inclusive un automovilista la escupió cuando ofreció limpiarle el parabrisas. “Yo viví en carne propia la humillación, lo más chocante lo viví cuando un señor me escupió y me dijo de todo; era un automovilista que seguramente estaba enojado, a quien le dije: 'Señor, te voy a limpiar tu vidrio por una monedita nomás' y ahí me escupió”, relata.
Sobre la postura -hasta si se quiere radicalizada- contra los limpiavidrios, la mujer señala: “Tal vez nuestro gran error es que no tuvimos la oportunidad de estudiar, de ser alguien en la vida; nuestros padres lamentablemente eran pobres... Yo no estaba en la calle porque quería”, agrega.
Con respecto a las críticas por la manera en que algunos trabajadores informales inclusive explotan a sus hijos, aseguró que en su caso particular nunca recurrió a esa práctica. “Tengo cuatro hijos y jamás les llevé a las calles”, garantiza. La mujer insiste en su postura contraria al trabajo infantil, sea cual fuere la circunstancia. “Los niños no están para trabajar, sino para jugar, para divertirse”, expresa para seguidamente rechazar que la necesidad pueda ser un argumento. “Eso se llama explotación... Yo tengo cuatro hijos y si les pude mantener como limpiavidrios, por qué ellos no van a poder”, manifiesta.
Durante su paso por las calles, en estos 15 años de trabajo, a Leonarda le tocó vivir no solo necesidades, sino además presenciar situaciones en que los niños eran drogados e inclusive explotados. “Los chiquitos se drogan ahí; hay limpiavidrios que tienen (oportunidad) de atención para sus hijos y no les llevan (a los centros de atención)”, lamenta. Señala a los padres como “únicos culpables” de las vivencias que deben soportar los menores. “He visto gente que quería abusar de niñas, automovilistas que querían alzar a las niñas... Los policías no hacen nada; dicen que 'ustedes son limpiavidrios y seguramente ustedes luego les incitaron...'”, expresa.
Como una manera de tratar de frenar esta tendencia, propone: “No les demos monedas a los niños, ayúdenle a los padres, que venga el padre a trabajar en las calles pero que no pongan a las niños en las calles”, exhorta. Finalmente, destaca que gracias a su trabajo “de lunes a lunes”, su hija mayor “va a entrar al quinto grado y ahora está estudiando computación”. El deseo de superación en la familia no termina allí: “Yo estoy estudiando, quiero salir adelante”, expresa.
