Menonitas, objetivos del EPP

Los colonos menonitas que trabajan en las zonas rurales del norte del país siguen siendo objetivo de delincuentes, principalmente de secuestradores. Dos de los cuatro secuestrados del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) son menonitas.

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Abrahán Fehr y el adolescente Franz Wiebe están en manos del EPP hace 521 y 167 días, respectivamente. Junto con el suboficial de Policía Edelio Morínigo (920 días) y el ganadero Félix Urbieta (89 días), son los cuatro secuestros activos durante el gobierno de Horacio Cartes.

Hace un par de años empezó a hacerse fuerte el asedio de organizaciones criminales sobre este sector de la población del norte del país y, con los hechos acontecidos en la víspera, se observa que Horacio Cartes no ha avanzado en materia de seguridad, pese a los constantes desembolsos para las Fuerzas de Tarea Conjunta (FTC).

Fehr fue secuestrado en la noche del 8 de agosto del 2015 de su propiedad en la Colonia Manitoba, Tacuatí, mientras que Wiebe fue secuestrado el 27 de julio de la colonia Río Verde, Santa Rosa del Aguaray.

En la noche de ayer dos jóvenes menonitas regresaban a su casa, propiedad del ciudadano mexicano David Friessen, en la colonia Río Verde, departamento de San Pedro cuando fueron sorprendidos por desconocidos. Fue a unos cinco kilómetros del sitio donde viven los padres de Wiebe.

Estos intentaron escapar gracias a un vecino, pero los sujetos abrieron fuego, en un intento extremo por frenarlos y concretar lo que las autoridades presumen que fue un intento de secuestro.

Esto deja nuevamente en evidencia lo expuestos que están los menonitas en el norte del país. Golpes como estos causan que los productores se ven obligados a reducir horarios de trabajo, únicamente en horas del día con buena iluminación natural, para evitar los asedios.

Si bien nunca es ni fue denunciado, se rumorea que muchos productores, menonitas o compatriotas, aún siguen pagando el conocido “impuesto revolucionario” una forma de extorsión al cual recurren los criminales en las zonas más alejadas, donde el Estado se halla ausente.

 

 

 

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