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Un grupo de ciudadanos residentes en las principales calles por las que pasará el metrobús expresaron sus inquietudes y múltiples reclamos en los estudios de ABC Cardinal. Los frentistas destacaron que, hasta la fecha, la empresa portuguesa Mota Engil no ha pagado nada por el retraso de las obras, pese a que, según ellos, en el proyecto se estipuló una multa de aproximadamente G. 10 millones por día.
Cuestionaron además que habrá 46 semáforos en total ahora, una suma que es mucho más de la mitad existente actual y el cierre de las calles para la circulación de otros vehículos, puesto que afirman que lo que lograrán con ello será enlentecer aún más el tránsito vehicular.
Gladys Mancuello, de la zona de Eusebio Ayala, aseguró que hasta la fecha ya tienen contados 92 negocios cerrados pero probablemente habrá aumentado esa cifra en los últimos días. “No son solo comercios sino edificios que se están quedando sin sus inquilinos”, lamentó.
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La misma también recordó que organizaron una audiencia pública siete meses antes del inicio de los trabajos y no fue ninguno de los representantes del Estado que fueron invitados para debatir. “Es un metrobús mentiroso y trucho”, reiteró. Mancuello dijo también que no existen calles que estén preparadas para los colectivos alimentadores, que tendrán que volverse prácticamente ómnibus internos.
Édgar Gill, representante de la asociación de frentistas, señaló que desde un principio anunciaron que iba a ocurrir todo este caos vehicular, cierre de negocios y pérdida de trabajos, porque no estaba bien planificado. Afirmó además que, hasta la fecha, hay 495 desempleados a raíz de las obras. “Yo creo que se va a triplicar esto. Todos se están yendo a la quiebra”, afirmó.
“Lo más dramático y drástico es que dijeron que jamás van a cerrar las avenidas y que nunca el negocio iba a ser perjudicado. Hace un año y seis meses ya empezaron a romper y no terminan un tramo”, criticó el frentista.
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Por su parte, Ericka Kuster, de la zona del microcentro asunceno, aseguró que no se hicieron estudios de impacto social, ambiental, vial, económico. Señaló que este proyecto tendría que haber sido implementado en las periferias de la ciudad, pero “van a matar literalmente el Centro”.
Además, aseguró que mediante un estudio realizado por la organización de comerciantes, al menos 18.000 vehículos pasan por día sobre Herrera, que será únicamente vía del metrobús según el proyecto. “¿Dónde se van a meter todos esos autos?”, consultó la frentista.
Expresó también su preocupación por el peligro que están corriendo los edificios históricos de la zona, puesto que romperán veredas y hasta se “expropiarán de las murallas” de la iglesia de La Encarnación, por ejemplo. “La gente del Centro está desesperada”, afirmó Kuster.
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Feliciano Almeida, trabajador del Mercado 4, destacó que ya se está viviendo el efecto tremendo que causa esta obra en la clase obrera y consideró que irá de mal en peor. Destacó que esa zona hay trabajadores de tercera edad que viven muy lejos y que se verán sumamente afectados. Además, los compradores tendrán que hacer muchos trasbordos con muchas cajas y bolsones para volver a las ciudades del interior.
“Mario Ferreiro se hace del ñembotavy (desentendido)”, aseguró el trabajador, que además mencionó que de por sí la situación en el Mercado 4 está cada vez más difícil.