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“Hoy el Estado paraguayo recauda US$ 70 millones a través de la industria del tabaco, pero gasta US$ 300 millones en salud”, criticó.
Asimismo, recordó que “la mayoría de las enfermedades tiene que ver con malos hábitos, con factores ambientales y socioeconómicos”.
Agregó: “En el ámbito del tabaco es perentorio que aumenten los impuestos, que se reduzca la cantidad de jóvenes que accedan al tabaquismo y que se produzca un equilibrio entre lo que aporta esta industria y los gastos que a su vez genera en el sistema de salud”, comentó.
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Al ser consultado sobre cómo es tomada su postura por el presidente de la República Mario Abdo Benítez, dijo que cree que el presidente estará de acuerdo. “Lo que yo he expresado es una opinión personal, que yo considero que es éticamente necesaria y moralmente ineludible como ministro de Salud”, indicó.
Con esta posición se distancia de su antecesor y actual senador colorado Antonio Barrios. Estando aún al frente de la cartera sanitaria, minimizó los efectos negativos del tabaco sobre la salud, lo que fue considerado un gesto de sumisión ante su jefe, el empresario tabacalero y entonces presidente Horacio Cartes.
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Todos los gremios médicos salieron a desmentirlo, recordando incluso acuerdos internacionales suscritos por nuestro país para reducir el consumo de cigarrillos. Posiblemente esta postura le valió un puesto privilegiado en la lista para el Senado.
El impuesto al tabaco está fijado entre un 16% y un 20%, pero el Gobierno dispuso aplicar siempre la tasa más baja. La Organización Mundial de la Salud recomienda un impuesto del 75%.