El hecho ocurrió en el 2013 en la localidad de Capilla del Monte de San Lorenzo. El autor confeso, pareja de la víctima fue declarado culpable y condenado a 22 años de cárcel, sin embargo, la pena fue suspendida. A principio de febrero inició un nuevo juicio en el Juzgado de Paz de Luque que finalizó el jueves último.
Resultó víctima Viviana Villalba Arguello (31), dueña del pub-karaoke Ágatha ubicado también en San Lorenzo. Osvaldo Guillermo Fernández Segovia, pareja de la mujer en ese entonces, luego de caer en varias contradicciones durante el interrogatorio, confesó ser el autor del crimen.
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La primera versión que Fernández dio fue que Viviana se suicidó, ya que la Policía encontró a la víctima con una soga en el cuello. Alegó también la misma consumía tranquilizantes y que el día del hecho discutieron. En otro punto añadió que Villalba lo atacó con un cuchillo de cocina y que él en su defensa la desarmó y la agarró del cuello con las dos manos hasta asfixiarla.
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Lugareños mencionaron a la policía “que era normal escuchar los gritos de peleas de la pareja”. Viviana Villalba tenía dos hijos, un varón y una niña, hija de Osvaldo.
En febrero inició un nuevo juicio oral y público en el Juzgado de Paz de Luque, donde la defensa presentó dos incidentes alegando que la causa ya feneció, pero el Tribunal rechazó lo presentado. La defensa de la víctima representada por el Ministerio Público, planteó que el acusado cumpla la condena impuesta anteriormente de 22 años.
La fiscal Dora Nohl, en representación de la familia de Viviana Villalba, pidió 25 años de cárcel para el autor confeso. Finalmente el Tribunal dijo que la actitud de Osvaldo es reprochable y tuvo en cuenta la versión de los testigos para condenar nuevamente a Fernández a 20 años de prisión.
Osvaldo Guillermo Fernández Segovia mató a su concubina el 14 de noviembre de 2013 y en mayo del año pasado fue condenado a 22 años de cárcel y está preso en la cárcel de Tacumbú, pero su vida carcelaria tuvo un giro increíble cuando se le permitió pasar sus días en la sala de odontología y no en una celda común como los demás internos.
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En noviembre de 2018, Fernández Segovia se apoderó del recinto sanitario y eso generó el enojo de la odontóloga del penal Dionisia Alvarenga, quien denunció el hecho, pero rápidamente el Dr. Éver Velázquez –director de Salud Penitenciaria– el 12 de septiembre pasado firmó la circular N° 01/2018 por la cual se comunicó que Osvaldo Fernández, quien dice ser odontólogo, tiene permiso para utilizar la sala debido a la gran demanda de este servicio en la cárcel.
Con el permiso también se le dieron las llaves del sitio, quien según denuncias, lo utiliza para dormir. En el mismo lugar armó un improvisado gimnasio, al que van algunos presos a hacer musculación y sin temor a represalias se toman fotografías que luego son subidas a sus redes sociales.
También las denuncias señalan que hacen “fiestas” en las que abundan bebidas alcohólicas, lo que queda registrado en fotografías.
Por estar en la sala de odontología se paga dinero y se accede así a ser parte de este exclusivo círculo, explican fuentes de los reclusos.
Los funcionarios de blanco que van para trabajar en ese sitio del penal deben esperar que Osvaldo Guillermo Fernández se despierte para poder ingresar a trabajar.
