Ante la poca información concedida a los familiares y conocidos de los más de 30 pacientes del IPS que se contagiaron con hepatitis C durante sus sesiones de diálisis en un sanatorio privado adjudicado para el servicio, es importante hablar acerca de esta patología.
La hepatitis C es una enfermedad del hígado que puede durar algunas semanas o convertirse en una enfermedad grave de por vida. Según la Organización Mundial de la Salud, el virus de la hepatitis C se transmite a través de la sangre.
La reutilización o la esterilización inadecuada de equipo médico, especialmente jeringas y agujas; o a través de transfusiones de sangre y productos sanguíneos sin analizar son algunas de las vías más comunes.
Es importante destacar que la hepatitis C no se transmite a través de la leche materna, los alimentos o el agua, ni por abrazos, besos y comidas o bebidas compartidas.
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Por lo general, la infección aguda es asintomática y en raras ocasiones se asocia a una enfermedad potencialmente mortal. Según la OMS, aproximadamente un 45% de las personas infectadas elimina el virus espontáneamente en un plazo de seis meses, sin necesidad de tratamiento alguno. El 55% restante puede desarrollar una infección crónica.
El diagnóstico precoz de esta enfermedad puede prevenir problemas de salud derivados de la infección y también la propagación del virus de manera descontrolada, como es el caso que afecta a los pacientes de IPS.
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El período de incubación de la hepatitis C puede variar de dos semanas a seis meses. Tras la infección inicial, aproximadamente un 80% de los casos no presentan síntomas.
Sin embargo, aquellos con sintomatología aguda pueden tener fiebre, cansancio, inapetencia, náuseas, vómitos, dolor abdominal, orinas oscuras, heces claras, dolores articulares e ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos).
La hepatitis C no siempre requiere tratamiento, porque en algunas personas la respuesta inmunitaria eliminará la infección espontáneamente y algunas personas con infección crónica no llegan a presentar daño hepático.
Pero en algunos casos el tratamiento es necesario. Existen tres medicamentos recomendados por la OMS, que presentan un 95% de posibilidades de curación.
