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Para el senador no es recomendable atacar a los sectores asalariados solo porque es más fácil para el fisco. “Es como entrar a cazar en el zoológico. Se me ocurre que hay que salir a cazar en campo abierto, que son los que no tributan”, señaló.
Indicó que a su criterio se tiene que transparentar y mejorar la calidad de los gastos estatales además de ampliar la base tributaria y reducir el porcentaje de evasión como primeras condiciones antes de hablar de imponer tributos a las personas con menor poder adquisitivo.
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Sobre establecer impuestos para grandes productores, que incluso tienen excepciones fiscales, expresó que alberga la esperanza de que la reforma tributaria, cuyo tratamiento está previsto para marzo de este año, derive en algunos cambios positivos. Asimismo, alegó que todos los estudios, análisis y argumentaciones sobre el tema deberían tratarse a puertas abiertas, para que todo el mundo sepa cuando se gana y cuanto se paga de impuestos.
“El Estado tiene que explicar, buscar el equilibrio sobre como cargar más, recaudar más en los sectores más importantes de la economía sin perder competitividad”, puntualizó.
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Diversas posturas surgieron en torno a la implementación del Impuesto a la Renta Personal a las personas que ganen al mes G. 6.340.000, tres salarios mínimos. Diversos sectores emitieron críticas al respecto, debido a que este tributo apunta hacia los que menos ganan y no se aplican impuestos mayores a industrias que generan grandes beneficios económicos.
Los debates sobre el tema del IRP se originaron porque a partir del 2019, el rango de incidencia para este tributo baja a 36 salarios mínimos anuales, poco más de G. 76.000.000. Aquellas personas cuyos ingresos lleguen a ese monto deberán tributar el 8% de la diferencia entre sus ingresos y egresos, según establece la Ley Nº 2421/04 que crea el Impuesto a la Renta del Servicio de Carácter Personal.