Una familia que nunca perdió la fe

Esta noche tuvo su capítulo final el dramático secuestro de Franz Wiebe, interceptado en la estancia donde trabajaba para ayudar a su familia. Los Wiebe Boschman pudieron escribir con alegría el epílogo de esta terrible historia de 214 días.

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Los Wiebe, una familia menonita que vive de la tierra, fue sacudida por una situación totalmente inesperada por su origen humilde: su hijo Franz de solo 17 años era secuestrado, hecho que luego se atribuyó el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), que sumaba así a su cuarto secuestrado en forma simultánea.

US$ 700.000 fue lo que los secuestradores le pidieron a la familia, petición que cayó como trágica, pues no tenían recursos para alcanzar esa sideral cantidad. “Ni aunque yo venda todo voy a poder pagar el rescate”, fue la primera respuesta de Abrahán Wiebe, su padre, mientras que su esposa, Katharina Boschman, lloraba encerrada en una habitación de la casa, en la Colonia Río Verde, de Santa Rosa del Aguaray, departamento de San Pedro.

De hecho, la familia vive de la agricultura. Franz, es el mayor de cinco hermanos, y para ayudar a su familia estaba trabajando para otro agricultor, Cornelio Peters.

Las semanas corrían y poco o nada se sabía de Franz, hasta que de forma insólita los secuestradores admitieron que se equivocaron de objetivo, es decir, el adolescente nunca debió ser secuestrado. Pese a ello no lo dejaron en libertad, sino que siguieron con la intención de sacar provecho de la situación.

Osvaldo Villalba, Manuel Cristaldo Mieres, Esteban Marín, Lucio Silva, Antonio Bernal Maíz y Domingo Ovelar son los miembros del grupo criminal EPP que fueron identificados como quienes ejecutaron el secuestro del adolescente.

Día 183. Tras meses de incertidumbre, a finales de enero el grupo de secuestradores entregó una prueba de vida, un material audiovisual donde se extorsionaba a la familia para que repartiera víveres por 50.000 dólares americanos en comunidades campesinas del norte.

Pese a no contar con los recursos suficientes, con la solidaridad de incontables personas lograron adquirir los alimentos y se pusieron en campaña para repartirlos, lo que generó división en los lugares donde debían ser repartidos, pues algunos prefirieron rechazarlos por no aceptar “favores” de los secuestradores.

Tras nuevas directrices, el encargo finalmente se cumplió el pasado miércoles en comunidades indígenas, una de Antebi Cue (departamento de Concepción) y otra de Canindeyú. Desde ese momento corrió el plazo de cinco días para cumplir con la liberación del joven, dado por los propios secuestradores.

La esperanza era mayor conforme se terminaba el período acordado. Pese a la ansiedad y la desesperación, los Wiebe nunca rompieron el silencio, solo hablaban con la prensa cuando el EPP les autorizaba.

Finalmente, poco antes de las 21:00 de hoy el joven fue dejado en libertad en un establecimiento ganadero situado a pocos kilómetros del sitio de donde se lo secuestró en julio de 2016. Decenas de familias hicieron una especie de fiesta popular frente a la casa, mientras dentro Franz recibía el amor de su familia que nunca perdió la fe.

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