“Da vergüenza que le digan paraguayo a un bostero”

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Se juega otra edición del Superclásico argentino y Olé charló con la filial de River Plate en Asunción, que habló de los cantos de los hinchas millonarios contra Boca en referencia a los paraguayos. En su momento, Óscar Romero sufrió lo mismo en Racing.

Es el Superclásico más esperado de su Sudamerica y en los últimos tiempos, lo han mirado con mayor atención desde otros continentes. Boca Juniors y River Plate se enfrentan mañana, a las 16:00, en la Bombonera y en la previa del partido, el Diario Olé entrevistó a la Filial del Millonario en Paraguay. “Insultar a alguien con una nacionalidad es una locura y, como referente de River en Paraguay tengo vergüenza, es un tema contra los bosteros, no contra el paraguayo”, contó Mónica, directiva, de la filial en Asunción.

Para cargar al rival, los hinchas de River han cantado por años un estribillo que generó discriminación, xenofobia y que ha llevado a detener partidos: “Ole ole ole, ole ole ole ola, ole ole ole, son de Bolivia y de Paraguay, oh, son bosteros, y en el gallinero, los vamos a matar”. Los hinchas de la banda en nuestro país recordaron a jugadores paraguayos que les brindaron alegrías en la última década: Celso Ayala y Nelson Cuevas, que anotaron en clásicos. Pipino fue el hombre que le dio, en gran parte, a River Plate el Clausura 2002 cuando marcó en el último minuto del partido un gol contra Racing para el 1–0 final. Y es más, hoy, el lateral derecho titular de Marcelo Gallardo tiene sangre guaraní. El año pasado, una campaña realizada por las filiales contra los insultos llegó hasta el presidente de la institución, D'Onofrio, quien se pronunció al respecto.

En el mismo contexto pero lejos del Monumental, en febrero del 2016 un futbolista paraguayo giró a la popular donde estaba toda su hinchada y elevó el indice a la boca para callarlos. Eran los de Racing y cantaban contra Boca Juniors en referencia a los paraguayos y bolivianos. Fue una acción de valentía que lo destacó el continente y que lo respetó la tribuna. Cuando Óscar Romero terminó el partido e iba al vestuario fue ovacionado: “Romeroo, Romeroo”. Un acto de civismo que el publicó comprendió.