Jefes aduaneros convirtieron a sus esposas en prósperas empresarias

Detrás de los afortunados jefes de Aduanas se encuentran exitosas esposas emprendedoras que demostraron ser una revelación en los negocios, ya que con el modesto salario de los maridos, montaron y desarrollaron importantes proyectos. En el caso de Nancy Chamorro Paredes, la cónyuge del jefe de Riesgos, Luis Pintos, tres años después de terminar el colegio, a los 21 años ya era dueña de un spa. Como ella hay otras prósperas empresarias.

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Las esposas de los jefes de la Dirección Nacional de Aduanas (DNA) hacen honor al conocido dicho de que las amas de casa son las mejores administradoras. Cuando sus maridos cobraban un sueldo de entre G. 3 millones y G. 6 millones, o en algunos casos salario mínimo, estas mujeres que no ejercían una profesión, se convertían en propietarias de negocios de neumáticos, spa, flota de tractocamiones, playas de autos, etc.

Nancy Chamorro Paredes, la esposa del “mago” de las finanzas, Luis Roberto Pintos, jefe de Riesgos de Aduanas es una precoz empresaria que a los 21 años, unos tres años después de haber terminado la secundaria, ya era flamante dueña de un spa de G. 200 millones, que en el año 2012 se llamaba Asunción Style, según dijo en su momento el marido, quien ganaba G. 6,7 millones en ese entonces.

Nancy no requirió de una carrera universitaria ni tampoco ahorrar, según revelan sus registros laborales, donde consta que la experiencia de la mujer del “mago”, se redujo a tres meses de servicios en el Justicia Electoral en el 2010. Su esposo nos había dicho que realizó dos importantes inyecciones en el negocio de la empresaria, una para habilitarlo y otra cuando pasó a llamarse Palmarés en el 2014, que le costó otros G. 200 millones.

A sus 23 años, la esposa de Pintos reinauguró su negocio en una zona top de Asunción con 25 empleados, según el marido, “todos con seguro de IPS”.

Rosa Elvira Romero, esposa de Elvis Carrera Ríos, administrador de Caacupemí, tenía una ropería y se convirtió en propietaria de una flota de tractocamiones valuada en más de US$ 350.000. Cuando su esposo tenía un sueldo de G. 4 millones, la mujer ya compraba camiones de US$ 50.000. Con el modesto sueldo de Aduanas y la ropería, la pareja tuvo un meteórico ascenso: compró quintas, abrió una fábrica de hielo, etc.

Cynthia Raquel García, esposa del cuestionado Francisco Solano Pérez, es otra magistral administradora. Con su sueldo mínimo de telefonista en una firma automotriz y el salario del esposo G. 3,9 millones, compró en el 2012, lujosos vehículos de hasta US$ 90.000, con entregas de US$ 10.000 y cuotas de US$ 1.500.

María Carolina Gauto, esposa de Alcides Ramón Brizuela, administrador que fue acusado por estafa en rendición de viáticos, también multiplicó por millones el sueldo mínimo del marido.

Brizuela confirmó que “hace siete años”, Carolina debutaba en el negocio de venta neumáticos. El sueldo del funcionario apenas era de G. 1.500.000 en Aduanas en ese entonces. La mujer se iniciaba como costurera y con el humilde ingreso construyeron una casa de US$ 250.000, compraron propiedades e inauguraron el importante negocio.

rossana.escobar@abc.com.py

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