Enfrentamiento de mafias deja 33 presos muertos

La guerra entre bandas criminales por el control del narcotráfico mantiene en alerta a Brasil. En la madrugada de ayer al menos 33 presos fueron brutalmente asesinados en una cárcel de Roraima, a cuatro días de la sangrienta venganza que dejara 56 muertos en un presidio de Manaos.

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BOA VISTA, Brasil (AFP). Como en Manaos, la capital de Amazonas, las víctimas fueron decapitadas, mutiladas y desmembradas, según muestran las fotografías obtenidas por las agencias internacionales; y en la que se observan decenas de cuerpos apilados sobre un gigantesco baño de sangre.

La matanza ocurrió en la Penitenciaria Agrícola de Monte Cristo (Pamc), en Boa Vista, capital de Roraima; un estado fronterizo con Venezuela y Guayana.

La policía se encontraba en el presidio identificando las causas, pero las primeras informaciones apuntan a que no se trató de un motín, sino de una acción rápida de un grupo de reclusos, en menos de una hora.

No se habían encontrado armas de fuego en la prisión y la mayoría de los asesinatos fueron cometidos con armas blancas.

En esta misma prisión, en octubre del año pasado, diez presos murieron durante un revuelta entre clanes rivales.

Este nuevo incidente ocurre apenas cinco días después de que una rebelión en el vecino estado de Amazonas dejara 56 muertos, en la segunda mayor masacre registrada en una prisión brasileña.

La rebelión Complejo Penitenciario Anisio Jobim (Compaj) de Manaos se desató el domingo por la tarde tras un choque entre dos grupos criminales que se disputan el control del narcotráfico: el Primer Comando de la Capital (PCC), originario de São Paulo, y el grupo local Familia del Norte (FDN).

Sistema en crisis

El sistema carcelario brasileño atraviesa una grave crisis, con problemas de superpoblación en las prisiones, pésimas condiciones y continuos enfrentamientos entre organizaciones criminales rivales.

El Gobierno salió en la víspera al paso para contener la crítica situación de los presidios y anunció un Plan Nacional de Seguridad Pública, que prevé, entre otros aspectos, una modernización de las cárceles del país.

Con 622.000 personas privadas de libertad –en su mayoría jóvenes negros–, el gigante sudamericano tiene la cuarta mayor población penal del mundo, por detrás de Estados Unidos, China y Rusia, según datos oficiales.

A nivel nacional, la tasa de ocupación de las prisiones es del 167% y un informe del Ministerio de Justicia estima que habría que aumentar las plazas en un 50% para solucionar el problema.

Más de un preso por día murió de forma violenta en las cárceles brasileñas durante 2016, según datos recogidos por la prensa local.

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