Reforma constitucional

En momentos en que el controversial tema de la reforma constitucional está de nuevo en discusión, es oportuno tener presente un par de cosas que la hacen necesaria y viable.

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El punto que más inquieta a los políticos es la reelección presidencial y, como suele suceder, las adhesiones o rechazos están reducidas a la opinión de minoritarios grupos de líderes partidarios que opinan de acuerdo a su conveniencia particular y coyuntural. Dependiendo de si los números les cierran están en favor o en contra.

Una reforma constitucional que permita la reelección no es mala idea. No significará el fin de la democracia en el Paraguay. Por cierto, una democracia muy formal, pero bastante alejada de lo real en lo político, económico y acceso a la justicia.

Podemos afirmar que vivimos una democracia donde están garantizadas la participación política, funciona el mecanismo de renovación de autoridades, podemos quejarnos y hasta lanzar duras críticas contra el Presidente, algo impensable hace un tiempo atrás sin que ello importe consecuencias.

Reelección presidencial existe en todos los estados modernos y democráticos del mundo. En nuestro país se pueden reelegir los intendentes municipales. ¿Por qué no, entonces, los presidentes?

Y hablando de reforma, dos figuras que indefectiblemente deben ser revisadas son la Gobernación y la Junta Departamental.

En una Constitución unitaria descentralizada como la que tenemos, los gobiernos regionales son poco menos que figuras decorativas. Las Juntas Departamentales no son otra cosa que enormes, costosísimas e inútiles superestructuras políticas que desangran vanamente el presupuesto público.

No son ni legisladores, ni un organismo de control. Ni siquiera una instancia cuya acción signifique algún “impacto” en el gobierno regional o nacional. Sirven solo para gastar dinero público en dietas de gente que no hace nada, gastos administrativos, servicios, combustibles, bocaditos.

Reemplazar esta Junta por una integrada por todos los intendentes de cada departamento, que ejerzan el cargo sin sueldo, además de ahorrar dinero público, sería mucho más eficaz como órgano canalizador de las inquietudes de la gente, y hasta tendría una fase operativa, a través de los ejecutivos municipales.

jaroa@abc.com.py

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