En el 2009, lugareños del barrio San Antonio de Isla Bogado -cansados de los sucesivos asaltos cometidos por los motochorros- se organizaron y crearon una comisión de seguridad cuyo presidente fue Justo Medina, con trabajo mancomunado y en base a venta de asaditos, hamburguesas y polladas construyeron un puesto policial en una esquina de la Plaza Niño Jesús.
Los vecinos encontraron apoyo en el entonces jefe de Orden y Seguridad del departamento Central, Crio. Samuel Cardozo, quien destinó dos agentes policiales de la Comisaría Nº 46 Isla Bogado y una nueva motocicleta para la caseta policial. Inicialmente el local policial solo contaba una oficina y un sanitario, pero luego, gracias al aporte de los lugareños se fue ampliando. La construcción llegó a tener una sala de guardia, un sanitario, una cocina y una habitación en donde los agentes podían descansar.
Los vecinos se iban sumando cada vez más a las actividades que la Comisión de Seguridad organizaba. El apoyo fue bastante auspicioso, tanto que en un momento se pensó incluso en apuntar a una subcomisaría. Se realizaron los primeros pasos en la Municipalidad de Luque para lograr la desafectación del predio municipal a favor de la Policía Nacional. Con esto se consiguió una antena con frecuencia policial para que los agentes que estaban destinados a la caseta tuvieran contacto con sus pares de otras dependencias policiales de Luque.
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La plaza dejó de estar sitiada por adictos a las drogas y volvieron los niños a disfrutar del espacio verde. También las calles del barrio poco a poco se volvieron más seguras gracias a que los agentes destinados a la caseta policial las monitoreaban constantemente. Los vecinos estaban felices. Sin embargo, los reiterados cambios de jefes policiales afectaron el buen funcionamiento de la caseta policial y de a poco se fue abandonando.
Hubo semanas enteras en las que ningún policía llegó a abrir el sitio. Los vecinos buscaron respuestas con los jefes de la Comisaría 46° y lo único que los responsables atinaban a decir era que había “escasez” de personal policial. La plaza nuevamente dejó de albergar a los niños y poco a poco los delincuentes y adictos a las drogas volvieron. Tanto que incluso se intentó forzar la puerta de la caseta policial para robar los enseres que había en el interior.
Este hecho indignó a los vecinos que con mucho sacrificio habían levantado la caseta policial. En ese entonces, el jefe de la comisaría de Isla Bogado, Matías Morel, minimizó el intento de robo, pero prometió que se buscaría la forma de no abandonarla. La promesa se cumplió por un periodo muy corto.
Hoy la caseta policial proyecta una triste imagen de abandono. Los delincuentes ya se adueñaron de la plaza, llenaron de grafitis las paredes, los vidrios de las ventanas están rotos y varios muebles fueron rapiñados. Solo queda rastro de lo que alguna vez fue la unión de los vecinos y de la Policía Nacional.
Al respecto, el comisario Alcides Cantero, jefe de la Comisaría 46°, indicó que el factor humano es un gran inconveniente para poder cubrir la zona. Agregó que la sede policial tiene solo ocho uniformados por turno. Es decir, 16 policías para brindar seguridad a aproximadamente unos 20.000 habitantes de la compañía Isla Bogado.
Manifestó que él está hace cinco meses al frente de la comisaría jurisdiccional, que siempre hacen las recorridas por el barrio San Antonio, que cuentan con dos patrulleras y dos motocicletas, pero la falta de personal para destinar al puesto policial es el inconveniente.
Agregó que está abierto a trabajar con los vecinos, pero que la comunidad se debe movilizar e ir junto el titular de la Jefatura de Policía del departamento Central para que destine más uniformados a la zona.
Por otro lado, los vecinos manifestaron que dejaron de colaborar con los miembros de la comisión vecinal cuando los uniformados dejaron de acudir a la caseta policial. Muchos indicaron que de volver a ver a los uniformados en el barrio trabajarán nuevamente, pues los asaltos, hurtos domiciliarios y despojos volvieron a marcar presencia en la zona.
