Al iniciar un cuadro de dengue, algunos de los molestos síntomas que el paciente experimenta son: dolor de cabeza intenso, fiebre alta, dolores detrás de los ojos, musculares y abdominales, así como sangrado de nariz y encías.
Estos malestares pueden llegar a ser tan insoportables que es muy común que las personas recurran a algún “calmante”, para sentirse mejor, aunque sea momentáneamente.
Si bien el alivio se puede experimentar, el Ministerio de Salud advierte que automedicarse con analgésicos como aspirina e ibuprofeno, o, peor aún, aplicarse analgésicos intramusculares es muy peligroso para aquellos que padecen dengue, pues el virus puede agravarse y entrar en muchas más complicaciones de las que se tenían al principio.
Lo primero que se debe hacer ante la menor sospecha de dengue es acudir al centro de salud más cercano y confirmar si efectivamente se trata de la enfermedad. Una vez que se esté seguro, la clave es seguir al pie de la letra las recomendaciones del médico e ingerir únicamente los medicamentos que él recete.
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Hay una verdad que es importante manejar: en realidad no existe un tratamiento que combata el virus del dengue específicamente. Lo que se hace es tratar los síntomas, como la fiebre y el dolor, para hacer que sean más llevaderos para el paciente los días en que el virus permanece en el cuerpo hasta que, naturalmente, el organismo logra vencerlo.
Esto puede sonar muy sencillo, pero lo cierto es que cada cuerpo es distinto, y el virus varía mucho en su comportamiento de acuerdo al “huésped” que tenga de turno. Por eso es tan importante que sea el médico quien realice un seguimiento estricto del cuadro, basándose en el estado de salud, los antecedentes clínicos, la edad, alergias, y otros factores en el paciente.
Además de agravar el cuadro, el consumo de analgésicos puede “disfrazar” la enfermedad y provocar un diagnóstico médico erróneo, lo que derivaría en un tratamiento también equivocado.
Es frecuente que en el ajetreo diario cueste tomarse el tiempo de asistir a la consulta médica, pero, por salud, y para no obstruir la tarea del profesional en caso de que posteriormente se llegue a agravar el cuadro inicial, es fundamental hacer el sacrificio de asistir al consultorio.
