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Ibáñez logró ser blanqueado por el Poder Judicial y también por sus colegas diputados, que por la vía de la abstención al voto le permitieron conservar su investidura como diputado, antes de salir de vacaciones por 30 días.
La impunidad del diputado, que admitió haber cometido el robo ante la justicia para librarse de la condena, encendió la mecha en la ciudadanía.
Hoy, dos de los principales shoppings, uno de Asunción y otro del departamento Central, anunciaron que no le permitirán la entrada. Se trata del shopping Mariscal, en Villa Morra, y el Mariano, en Mariano Roque Alonso.
"Este centro comercial se suma al repudio en contra del diputado José María Ibáñez, quien continúa impune y traicionando la confianza y el respeto del pueblo paraguayo. Por tanto, lo declaramos persona no grata en este lugar", dicen los anuncios que hicieron ambos shoppings.
Ibáñez y su esposa, Lorena Plabst, tienen las puertas cerradas en varios restaurantes y también se pide su expulsión del club Centenario. Anoche también fueron escrachados en su propia casa, en Alas Paraguayas y Pacheco, del barrio Mariscal Estigarribia de Asunción. La casa fue cubierta con papel higiénico y en las murallas pintaron la leyenda "ladrón".
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Las manifestaciones de repudio incluyeron ayer cacerolazos y se extendieron a ciudades como Presidente Franco y Concepción. También se manifestaron organizaciones como los exalumnos de los colegios Inter y Cristo Rey, que a su vez repudian a sus compañeros diputados que contribuyeron a blanquear y encubrir a Ibáñez: Hugo Ramírez y Raúl Latorre (Inter) y Rodrigo Blanco y Arnaldo Samaniego (Cristo Rey).
Centros de estudiantes de la Universidad Nacional convocan también a una manifestación para el próximo lunes.
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Las redes sociales también se llenaron de memes en los que se destaca principalmente la imagen de "santo" que pretendió proyectar durante su discurso esta semana en la sesión extraordinaria en la que obtuvo impunidad.
El caso comenzó en 2013, cuando en su calidad de diputado Ibáñez pidió la contratación de Favio Gómez, Viviana Falcón y Éver Falcón para prestar servicios en la Cámara de Diputados en calidad de auxiliares administrativos. En agosto de ese año fueron contratados, pero luego se descubrió que en realidad trabajaban como caseros en su quinta de Areguá. Ibáñez certificó documentos a través de los cuales se confirmaba la asistencia de los tres a la Cámara de Diputados, aunque luego se corroboró que no asistían.
Se pudo comprobar también que Lorena del Pilar Plabst de Ibáñez, esposa del parlamentario, depositaba en su propia cuenta bancaria los cheques correspondientes a los salarios de los tres caseros.