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Luego de un prolongado debate, donde senadores como el liberal Miguel Abdón Saguier y Desirée Masi, del PDP, aprovecharon para detallar el "prontuario" de Pucheta y en contrapartida, los colorados se deshicieron en elogios, Pucheta fue electa por 27 votos a favor en el Senado y 54 en Diputados, totalizando 81 votos de los 61 que eran necesarios.
Liberales llanistas se mantuvieron en la sesión, contrarios a la postura de sus otros correligionarios que se retiraron a modo de protesta, en repudio a la elección de Pucheta.
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El diputado Pedro Alliana convocó a Pucheta para jurar diez minutos después del cierre de la sesión.
Pucheta de Correa dejó varias décadas como ministra de Corte para asumir por pocos meses la Vicepresidencia de la República, y si sigue el esquema marcado por Cartes, podría ser la primera mujer presidenta de la República en nuestro país.
El mérito de ser la primera mujer en presidir el país claramente se ve opacado por la manera en que asumiría el cargo, ya que claramente Pucheta llega de la mano de Cartes, ya que fue una de las que antes de dejar el cargo de ministra de Corte, avaló la candidatura inconstitucional de Cartes y Nicanor Duarte Frutos a senadores activo. La decisión la tomaron en medio de una enorme cortina de humo de un supuesto megaoperativo de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) contra el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) en el norte.
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La exministra no violó un vez, sino dos, el Art. 189 de la Constitución Nacional que establece que los expresidentes serán senadores vitalicios y no activos, salvo que sean removidos vía juicio político. En 2006 ya había firmado el aval inconstitucional a la candidatura de Nicanor Duarte Frutos.
Pero el “coqueteo” e intercambio de favores entre Pucheta y Cartes no se limita a ese antecedentes. Pucheta, además, el año pasado fue una de las ministras de Corte que firmó el pedido de naturalización de Darío Messer, el “hermano del alma” del Mandatario, para de esta manera adquirir la nacionalidad paraguaya.
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Igualmente firmó el rechazo de la acción de inconstitucionalidad presentada por senadores colorados disidentes y opositores contra la sesión mau que desencadenó en lo trágicos sucesos del 31-M, dejando así impune la "enmienda de sangre" que intentó Cartes.
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El 25 de abril de 2017 junto con otros siete ministros de la Corte, Pucheta firmó la naturalización de Messer, pese a que ya se manejaban sus antecedentes sospechosos en Brasil, además de que Seprelad habría “retenido” un informe también de sospechas de lavado de dinero remitido por el Banco Nacional de Fomento.
La administración de Cartes no solo fue fructífera para Pucheta, sino también para sus hijos. Hugo Correa Pucheta fue nombrado en 2016 como “asesor especial” en Itaipú con un jugoso salario. Su otro hijo, Luis Correa Pucheta, también es funcionario de la Fiscalía al igual que otros sobrinos de la exministra de Corte.
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La exministra no solo bregó por mantener a la familia gracias al Estado, sino también por aumentar aún más su propio sueldo, ya que fue una de la ministras que dispuso su autoasignarse millonarios aumentos para ella y los demás ministros de Corte. Con la figura del “responsabilidad en el cargo” mensualmente agregaron a sus cuentas un adicional de entre G. 12 a 9 millones.
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En dos ocasiones estuvo al filo del juicio político. En caso que se llegó a concretar en un libelo acusatorio formalmente presentado ante el Congreso fue en 2012, donde fue acusada de prevaricato junto con otros siete ministros de Corte. Esa acusación finalmente no corrió.
En 2016 también fue amenazada en ser incluida en el lote de ministros de Corte a ser enjuiciados políticamente, pero la acusación formalmente nunca se presentó. El Partido Democrático Progresista y el Frente Guasu habían argumentado además de mal desempeño en sus funciones, el caso del hermano de la exministra, Hugo Pucheta, que logró postergar por más de 9 años una condena por un accidente que causó. Se mencionó que la dilación del proceso que tuvo 15 “chicanas” fue por la influencia de la entonces ministra.
Unos 10 minutos después de la sesión en la que se aprobó la designación, y con bastante premura, procedieron a tomar juramento a Alicia Pucheta, quien ya estaba en el Congreso, ataviada con un impoluto traje blanco, esperando los votos a su favor para concentrar su vicepresidencia.
Sin mucho protocolo, tras las palabras de rigor, Pucheta juró y se procedió a los saludos correspondientes por parte de los parlamentarios.