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“Si acaso en una delegación o la otra quieren terminar con el diálogo, no es el Papa sino el pueblo venezolano el que va a perder, porque el camino podría verdaderamente ser el de la sangre”, dijo el arzobispo.
Las conversaciones entre gobernantes y opositores asoman con dificultades que amenazan una pronta solución a la crisis venezolana. Los primeros días de tregua, con insultos y posturas irreconciliables en torno a la salida del chavismo del poder complican el panorama.
Las partes enfrentadas volverán a verse el viernes 11 próximo. En medio de una gran crisis interna, la oposición reclama un referendo revocatorio del mandato del presidente Nicolás Maduro.
“Hay gente que no tiene miedo de que haya derramamiento de sangre. Esto es lo que me preocupa. Francisco está jugando un papel muy fuerte. Corremos un riesgo. Vamos a ver, que Dios nos ayude”, rogó el prelado.
El enviado reveló que en una reunión con Maduro, le dijo: “Señor Presidente, esta mañana me encontré con la oposición, y hay tres pedidos. Hay que dar señales, y estas no necesitan tiempos bíblicos. Hay que dar señales de que el diálogo es el único camino”.
Consultado sobre cómo encontró al país, respondió que “es indudable que la situación está muy fea. No solamente a nivel político, sino a nivel social y económico. No hay comida, no hay medicinas. Es innegable que el país está enfrentando una situación muy difícil”.