El stand de Guatemala, al ser el país socio en esta edición, es uno de los que más destacan en Fitur, la primera feria turística del año y una de las principales del mundo.
Este año participan 131 países, entre los que Latinoamérica presenta una amplia oferta, tras las restricciones de los años más duros de la pandemia.
América Latina cuenta con la representación oficial de Argentina, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Brasil, Costa Rica, Honduras y Nicaragua. También México, Uruguay, Venezuela, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Chile y Panamá.
México cuenta con el pabellón más grande de todos, con un área de más de 1.100 metros cuadrados, donde están representados la mayoría de sus estados, fundamentalmente los del Caribe, con la gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama, encabezando la comitiva.
MAS EXTRANJEROS EN GUATEMALA Y LA CENTROAMÉRICA DESCONOCIDA
Con el lema “Asombrosa e imparable”, Guatemala es este año el país invitado a la feria y como tal ocupa un enorme stand donde unos danzarines vestidos de animales ejecutaron hoy la danza de los Venados, un baile tradicional guatemalteco en honor de los espíritus de los animales.
En una entrevista con EFE en Madrid, Giammattei aseguró que ser el país asociado este año en Fitur permitirá cambiar la "fisionomía" de su república, a través de las miles de personas que visitarán este evento.
El objetivo del país centroamericano en esta Feria es, según su presidente, "romper cualquier cifra histórica en turismo en los últimos dos años".
De hecho, según dijo a EFE la directora del Instituto Guatemalteco de Turismo (INGUAT), Anayansi Rodríguez, Guatemala registra una tendencia a un mayor gasto de los turistas extranjeros que antes de la pandemia.
El año 2022 terminó con 1,8 millones de visitantes internacionales, un 72 por ciento en relación con los llegados en 2019, explicó Rodríguez.
Pero su país vecino, Honduras, apuesta también por una llamada al turismo internacional, según la secretaria de Estado de este ramo, Yadira Gómez, dejando atrás el miedo por la violencia.
Honduras, dijo Gómez a EFE, aún se encuentra "en una etapa de preparación" del sector turístico y pretende satisfacer las necesidades del turismo local para prepararse para recibir al internacional.
En Panamá también quieren dejar de ser unos desconocidos para el turismo internacional, ya que casi recupera sus niveles previos a la pandemia, por eso invita a los indecisos a llevarse "la experiencia de sus vidas".
"Queremos que sepan que Panamá es más que un canal, somos experiencias vivas, nuestra parte étnica y de naturaleza y verde es de clase mundial, un destino que tiene mucho que ofrecer", dijo a EFE la viceministra del sector, Denise Guillén.
No solo a nivel país, también las capitales y zonas rurales presentan estos días en Madrid sus propuestas turísticas.
En el caso de Quito, la directora de mercadeo de "Quito Turismo", avanzó a EFE la idea de que la ruralidad sea la pieza fundamental en su sector turístico, representada en sus 33 parroquias o zonas.
Otros países tienen embajadores en Fitur muy conocidos, como Uruguay, con el cantante Jorge Drexler al frente de la marca de su país natal, que acompañó hoy en el stand al ministro de Turismo, Tabaré Viera.
UN TURISMO DE PAZ
Colombia apuesta en esta edición de Fitur por el turismo para construir la paz, y para ello, impulsa este sector en las regiones más afectadas por el conflicto, que además tengan riqueza natural y cultural, para impulsar un desarrollo respetuoso con la naturaleza y con la historia.
"La paz es un derecho y, además, en Colombia pensamos que ese derecho nos va a permitir también potenciar todo el desarrollo económico y social del país" y en esa apuesta se incluye "lo que hemos llamado el turismo para la cultura y la construcción de la paz", afirmó a EFE el viceministro de Turismo de Colombia, Arturo Bravo.
De momento, el Gobierno colombiano ha implementado este programa para la construcción de la paz a través del turismo en 47 municipios, y allí han puesto en marcha un programa que incluye tres puntos fundamentales.
Estos son: acompañar los procesos de reconciliación entre víctimas y victimarios; trabajar el tema de la memoria histórica, para que sea un "turismo respetuoso" y que permita al turista conocer lo que pasó y transmitir el mensaje de que allí "la vida ganó", explicó Bravo.