El veto de Estados Unidos, pese a no ser el primero que utiliza -casi siempre para apoyar a Israel- ha suscitado en esta ocasión numerosas críticas procedentes del mundo musulmán, pero también de Rusia, China y países africanos y asiáticos.
Tras una reforma en los procedimientos en 2022, el presidente de la Asamblea puede convocar una sesión extraordinaria cada vez que uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad -EE.UU., Rusia, China, Francia y Reino Unido- utiliza su derecho de veto para impedir una resolución que de otro modo habría contado con la mayoría necesaria (9 de los 15 miembros).
En este caso, y pese a tratarse de un domingo -cuando los organismos de la ONU suelen estar cerrados-, el presidente de la Asamblea, Dennis Francis, se ha movido con rapidez y acaba de informar a los estados miembros que esa sesión de emergencia tendrá lugar el martes 12 de diciembre a las 15:00 hora local de Nueva York (19:00 GMT), según informó la presidencia.
La sesión fue requerida el mismo viernes -es decir, casi inmediatamente después de la votación del Consejo vetada por EE.UU.- por los embajadores de Egipto y Mauritania ante la ONU, como cabezas respectivas del Grupo Árabe y del Grupo de la Organización de la Conferencia Islámica.
La carta enviada a Francis y hecha pública por la misión egipcia señala que la sesión es técnicamente una continuación de la anterior sesión de emergencia sobre el mismo tema, pero se convoca "ante el veto de un miembro permanente del Consejo sobre la grave situación de los civiles palestinos en la Franja de Gaza y en demanda de un alto el fuego humanitario inmediato".
Las resoluciones de la Asamblea no tienen carácter vinculante ni mecanismos de seguimiento, por lo que son meramente simbólicas y sirven para medir el apoyo de cada país.
Ya el 27 de octubre pasado la Asamblea se reunió de forma extraordinaria, también tras otro veto de EE.UU., y acordó pedir "una tregua humanitaria inmediata, duradera y sostenida que lleve al cese de hostilidades".
Aquel texto fue apoyado por 120 países, entre ellos Francia y España, y contó con la negativa de 14 -EE.UU., Israel y otros 12 países aliados suyos-, mientras que 45 se abstuvieron, entre ellos Canadá, Reino Unido, Alemania e Italia.