
El covid-19 ha venido de manera casi inadvertida, por lo menos de manera no pensada, a revertir el orden y el marco de referencia al que el mundo estaba acostumbrado a implementar para realizar sus actividades personales y sociales, sean estas relacionadas a la satisfacción de las necesidades básicas y hasta las superiores en su entorno social.

La producción agropecuaria global en general, y la nacional en particular, debe afrontar transformaciones rápidas, y en no pocos casos inusitadas, buscando dar respuesta a la demanda creciente, diversificada y cada vez más exigente de los consumidores, tanto del mercado internacional como local, y a través de ello mantener la competitividad en el mercado en el que opera.