Esperé que pasara la resaca de alegría post Papa para escribir este artículo, porque no quería estar influenciado por la fuerza de la experiencia de su paso por nuestro país. Así que si bien puede parecer un poco a destiempo, mi propuesta se presenta ahora con mayor exención, y más objetividad. Empecemos con una anécdota.
Soy brasileño, y muy a pesar de mis 22 años en Paraguay y enorme interés en aprender el idioma, mi Guaraní se limita a algunas malas palabras, y unas cuantas frases que voy formando con lo que me enseña mi esposa paraguaya. Y si bien el amigo Hugo Vigray, mi asesor para Asuntos Aleatorios, Guaraníticos y Musicales, me alertó sobre la cacofonía del título, preferí usar las palabras tales como vinieron a mi mente cuando Derlis González anotó el tiro penal que clasificó a Paraguay para la semifinal de la Copa América. Habiendo hinchado por Paraguay durante todo el partido, concluí: ¡definitivamente, no existe la fidelidad a las marcas!
Hace algunas semanas fui invitado por una gran empresa del sector agro, líder absoluta en el mercado paraguayo, a participar como disertante en su convención comercial anual. Además del placer que me causa ayudar a nuestros clientes a trabajar mejor (¡y a ganar más dinero!), se sumó el hecho de que el evento se realizaría en Fortaleza, la paradisíaca capital del estado brasileño de Ceará, famosa por sus playas de arenas blancas, mar cristalino y brisas constantes. Y como si fuera poco, en uno de esos resorts aparentemente maravillosos con “todo incluido”. La cosa pintaba buena…
Ella lo hizo una vez más. Con el dedo medio en ristre, envió un claro mensaje de respuesta a la pregunta de si ¿Madonna todavía es la Reina del Pop?: al bramido de “Fuck Yeah!”, y acompañada por un coro de 3 millones de enloquecidos espectadores, el MDNA Tour dejó patente que sólo Madonna es Madonna, sólo ella es la Reina, y hay Madonna para mucho.
Aunque parezca muy sencillo, la capacidad de “prestar atención” es actualmente una de las competencias más buscadas por las empresas en sus ejecutivos, y una de las áreas de entrenamiento que mayor desarrollo ha tenido en los últimos años. Y no es por menos: el modelo de civilización occidental, saturado de estímulos, hace que la simple tarea de estar atento sea uno de los grandes desafíos del siglo XXI.
Si yo ganara un dólar por cada empresario, director o gerente de Recursos Humanos que me pidió un “curso de motivación” para su equipo, ¡ya sería millonario! Puedo enseñar a una empresa como motivar a su gente, pero no puedo motivar a un equipo de manera sostenida y efectiva en un “curso”. Motivar es uno de los grandes desafíos gerenciales de nuestro tiempo, algo que necesita un proceso con bases sólidas. Y la justicia es uno de sus pilares.
Se fue Robin Williams, uno de mis preferidos. Genio de la alegría, murió de tristeza, como pasa a tantos con alma de payaso. Williams era un “embajador de la metys”, la inteligencia astuta y positiva, y cuando hablaba desde él mismo era aún más ocurrente, más elocuente y mucho más divertido que sus personajes. Lo voy a extrañar.