
Todo el mundo reconoce a Paraguay como un país de economía pujante, crecimiento significativo, inflación controlada, presupuesto equilibrado y bajo desempleo. Con 13 ministerios y 84 secretarías contamos con un Estado grande y con gran potencial de proveer bienes y servicios. Recursos hay, en el sector público y en el privado. ¿Por qué entonces todavía tenemos 26% de pobreza monetaria y 350.000 familias que pasan hambre?
Algo sorprendente sucedió con las protestas campesinas de las últimas semanas en Asunción. Por primera vez no reclamaron tierras ni reforma agraria integral, sino la condonación de sus deudas. Y este reclamo no estaba limitado a las deudas relacionadas con la agricultura, sino con deudas comerciales.
