Agricultura Familiar un asunto de todos

La alimentación humana depende en buena medida de la Agricultura Familiar (AF). Apoyarla y buscar alternativas efectivas para su desarrollo sostenible, son un imperativo. Más en mundo donde la agricultura debe lidiar con asuntos complejos como la degradación de los recursos naturales, la escasez de agua y el agotamiento de los suelos, entre otros.

Cargando...

De acuerdo con los datos del Censo Agropecuario 2022, en Paraguay, el 90% de las unidades productivas son de menos de cincuenta hectáreas, cubriendo tan solo el 5% del área total del país. Allí se produce buena parte la diversidad de la canasta básica de alimentos, con productos como mandioca, maíz, poroto, maní, verduras, frutas y otros.

Aunque la Agricultura Familiar es heterogénea y diversa, se podría decir que se divide en tres categorías: AF se subsistencia, donde los recursos son insuficientes y se produce para autoconsumo; AF de transición, donde alguna parte de la producción se orienta a mercados y cuenta con acceso limitado a recursos; y, AF consolidada, que cuenta con recursos suficientes y la producción se orienta plenamente a mercados.

Resulta entonces evidente, y las experiencias en América Latina así lo respaldan, que para lograr fomentar y desarrollar plenamente la Agricultura Familiar, se requiere políticas y programas diferenciados, que cubran un amplio espectro de áreas del desarrollo humano, desde la Protección Social, hasta el desarrollo económico y la sostenibilidad ambiental.

Uno de los espacios más relevantes de encuentro entre productores familiares, organizaciones e instituciones rurales de la región, que ha servido como plataforma para compartir experiencias, realizar análisis y generar un marco de políticas públicas regionales para la AF, es la Reunión Especializada de Agricultura Familiar del MERCOSUR (REAF) que está cumpliendo dos décadas de trabajo continuo.

Paraguay es el país anfitrión de la conmemoración de los 20 años de la REAF-MERCOSUR, a través de un encuentro organizado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería, que ejerce, a través del Viceministerio de Agricultura Familiar, la Presidencia Pro Tempore de esa importante instancia regional.

Son ya dos décadas de un espacio que ha contribuido a fortalecer los marcos normativos y las políticas públicas en la región, así como a mejorar las capacidades institucionales y organizacionales, para atender mejor las necesidades de la Agricultura Familiar de una manera diferenciada.

También en 2024 se cumplen cinco años de la Declaración del Decenio de la Agricultura Familiar, que como hito reafirma la centralidad de la AF para la seguridad alimentaria y nutricional de América Latina.

La oportunidad está servida. Apoyar a la AF con visión de largo plazo mediante un paquete sólido de políticas y programas interinstitucionales es, tal vez, el mejor vehículo para reducir la pobreza rural y garantizar la seguridad alimentaria y nutricional.

Los ejemplos y experiencias de políticas y programas efectivos de apoyo a la AF, en el Paraguay y en la región, son múltiples. La clave está en el diálogo participativo y la voluntad política de los actores. Se precisa de una mirada estratégica para diseñar e implementar políticas públicas que apunten a disminuir las persistentes desigualdades, usando datos actualizados y de calidad; “sacarle jugo” al Censo Agropecuario 2022.

Ya sabemos que la receta debe incluir el acceso a financiamiento en condiciones favorables, el mejoramiento de la infraestructura productiva, fomentar la innovación y la investigación aplicada, el acceso a tecnología y comunicación, promover prácticas sostenibles, fortalecer las capacidades empresariales y de gestión, además de favorecer entornos para acceder a mercados.

Desde la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) venimos acompañando en varias áreas los esfuerzos y el liderazgo del Sistema del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), dando prioridad a la provisión de alimentos y la adaptación de ésta al cambio climático, la promoción de prácticas innovadoras y sostenibles, así como el desarrollo de capacidades en la gestión de riesgos con una visión de acción anticipatoria.

Debemos seguir trabajando e intensificar esfuerzos coordinados entre los diferentes actores para mejorar el sistema alimentario, de manera que sea el camino para que las familias agricultoras alcancen una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente, y una vida mejor.

* Representante de la FAO en Paraguay

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...