En el año 2004 me llamó el ministro Borda y me dijo: “Senador, ayúdenos porque estamos ENTRANDO en default...”, a lo que le contesté: “…Señor ministro, yo soy apenas un senadorcito presidente de la Comisión de Hacienda del Senado y no puedo hacer casi nada, pero si yo fuera usted le diría al presidente (Duarte Frutos) que llame A LOS DIRIGENTES POLÍTICOS MÁS DESTACADOS Y PIDA un acuerdo de todos los partidos políticos, usted presente un PROYECTO de salvataje Y REFORMAS y yo hablaré con mis colegas senadores y con el Partido Liberal…”. Me dijo: “¿Usted cree poder lograrlo...?”, a lo que le respondí: “Probemos”.
La Argentina venía de una lastimosa situación de crisis económica debido, entre otras cosas, a la hiperinflación que motivó el retiro anticipado del presidente de entonces, Raúl Alfonsín; pero cuando desperté el 9 de julio de 1989 me dije que la Argentina estaba acabada, Menem el populista había ganado. Pensé que al menos los vecinos vivieron una sucesión presidencial entre dos presidentes constitucionales desde 1928, y mejor entre dos presidentes de partidos diferentes desde 1916.
