Menem, ícono de la libertad capturada

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La Argentina venía de una lastimosa situación de crisis económica debido, entre otras cosas, a la hiperinflación que motivó el retiro anticipado del presidente de entonces, Raúl Alfonsín; pero cuando desperté el 9 de julio de 1989 me dije que la Argentina estaba acabada, Menem el populista había ganado. Pensé que al menos los vecinos vivieron una sucesión presidencial entre dos presidentes constitucionales desde 1928, y mejor entre dos presidentes de partidos diferentes desde 1916.

Menem venía de combatir a los militares, antes de ser gobernador de La Rioja en 1973, y actuó profesionalmente como abogado en defensa de presos políticos de la Revolución Libertadora. Tres años después, aquella actitud le costó la prisión durante el proceso, quedando los próximos cinco en prisión. Con la caída de los militares, en 1983 fue reelecto como gobernador de su provincia.

Cuando llegó a la Presidencia de la Nación sabía muy bien el precio de la libertad, que lo había pagado en carne propia. Argentina vivía presa de sus deudas, por lo que consideró que lo mejor sería tomar los principios del Consenso de Washington e introducir una inyección de reformas liberales, que las realizó ante la aprobación de la Ley de Reforma del Estado.

Sueltas las esposas, por medio de la llave de la desregulación de la economía, logró estabilizar la situación del país generando un clima favorable para la inversión extranjera, que cambió la cara a la Argentina, convirtiéndose en la niña bonita del nuevo sistema económico. Lunares siempre hay, pero aún así las denuncias de corrupción de su gestión no deterioraron la imagen favorable que ofrecía una economía macroeconómica.

Con Menem cambió para siempre la Argentina, de seguro muchas cosas salieron mal, pero se realizaron cambios significativos para el bienestar ciudadano. Retrospectivamente, hoy veo que Menem nunca cambió; comenté que antes de dedicarse a la política luchó por la libertad de presos políticos; y de Presidente, por la libertad económica de su sociedad.

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Menem fue un liberal que las fuerzas colectivas, tanto de derecha como de izquierda, siempre intentaron capturar. Hoy su condena no es diferente a la condena que le promovieron los militares de la Revolución Libertadora, por más que en la actualidad el gobierno K lo haga en nombre de la gente. Lo que hace Cristina, al igual que lo hicieron los militares, es aprisionar el sentido más antiguo que tiene el hombre: su libertad; sin embargo, aun con Menem prisionero, no podrán callar el canto de libertad que ya se susurra en Argentina.

(*) Presidente de la Fundación Libertad.