Resultó víctima G. F., empresaria del rubro gastronómico.
La mujer señaló que a las 13:00 del lunes fue a caminar al parque Ñu Guasu, cuando un asaltante la atacó por detrás con un arma de fuego en mano y la agarró por el cuello.
“Me pidió que le entregase todo lo que tenía, pero solo tenía mi celular y las llaves de mi vehículo, que le entregué. Luego me llevó debajo de uno de los puentecitos cerca del Parque Japonés y allí me ordenó que me desnudara”, contó la víctima.
Seguidamente, procedió a atarle las manos y las piernas con las prendas que le iba quitando, como su buzo, remera, medias y ropa íntima, al tiempo de manosearla.
“Intentó violarme porque se incorporó encima mío, pero por alguna gracia de Dios desistió de hacerlo y volvió a vestirse, porque llegó a bajarse los pantalones”, prosiguió su relato.
“Después de desistir de la violación preguntó dónde tenía estacionado mi vehículo, de qué color y si era mecánico o automático. Le respondí todas sus preguntas y también preguntaba si tenía alarma y le comenté que no”, continuó.
En medio de la confusión, la víctima contó que el malviviente intentó otra vez abusar de ella, pero volvió a desistir de su propósito. Después corrió detrás de un presunto cómplice que vigilaba los movimientos del lugar y vestía una remera blanca.
Tras lograr desligarse de sus ataduras, la empresaria pidió socorro a gritos hasta que una pareja le escuchó y acudió en su auxilio.
La víctima describió a su atacante como un tipo delgado, joven con barbilla puntiaguda y vestía una remera roja.
También denunció que los puentes de Ñu Guasu funcionan como guarida de delincuentes.