Marche un estatuto para la UNA

Los estudiantes de la Universidad Nacional de Asunción están en estado de alerta, con la exigencia de que las autoridades estudien, en estos días, el proyecto de estatuto que ellos prepararon. De no hacerlo el Consejo Superior Universitario, los alumnos se declararán en paro, con lo cual la revuelta #UNAnotecalles se viene en segunda versión.

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Los estudiantes exigen que el CSU estudie en sesión extraordinaria el proyecto de estatuto donde se reglamente que únicamente los docentes en aula y los investigadores cobren los rubros docentes. También piden que los decanos no puedan ser reelectos más de un período y que los cargos de dirección sean ocupados por personas con títulos universitarios tras un concurso de oposición.

Los reclamos señalados son justificados y necesarios para una reforma de la UNA . Efectivamente, los rubros docentes deben ser utilizados únicamente por los profesores y no, como se hace ahora, que se destinan a cargos administrativos y otros gastos.

La petición de que los decanos solo puedan ser reelectos una vez es una norma necesaria para un gobierno democrático de la universidad y evitar la perpetuación en el cargo de los directivos, con las nefastas consecuencias que ello acarrea.

La exigencia de que los cargos directivos sean ocupados por profesionales titulados es también comprensible. Hay que acabar con los recomendados, los parientes y las secretarias VIP que, sin títulos terciarios, ocupan altos cargos con sueldos millonarios.

Hasta aquí los reclamos son justos y corresponde tenerlos en cuenta. En donde la cuestión se complica y las reivindicaciones van más allá de lo admisible es cuando los estudiantes demandan una participación paritaria con los docentes en los consejos directivos y superiores, lo cual, en la práctica, les daría derecho a veto en el nombramiento del rector y de los decanos de facultades.

Los alumnos, los docentes y los directivos tienen sus respectivos roles y responsabilidades. No es admisible ni conveniente que los estudiantes manejen la universidad. Participación en los órganos directivos, sí, pero poder de decisión igualitario a los docentes, no. Aunque se busque un objetivo noble, dar poder efectivo a los estudiantes conduciría a un caos porque quienes ingresan a la universidad para estudiar tendrían también el poder de establecer las normas sobre cómo y qué estudiar y quién puede o no enseñar.

Los procesos en donde los jueces son parte del problema jamás terminan bien. Cada estamento debe cumplir bien su propio rol y no querer usufructuar funciones ajenas. Organismos internacionales serios demuestran que las dos mejores universidades del mundo son la de Harvard (EE.UU.) y la de Cambridge (Inglaterra). En sus consejos directivos hay un representante estudiantil que lleva las inquietudes de sus compañeros y punto. La alta dirección y la administración no son tareas de alumnos.

Perdón por la obviedad, pero los estudiantes deben estudiar; los docentes, enseñar, y los directivos, dirigir, y que cada estamento cumpla su deber lo mejor posible. Mezclar los tantos solo empeoraría las cosas.

ilde@abc.com.py

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